Alectoris rufa – PERDIZ ROJA

No es nada extraño durante los meses de verano ir paseando por alguna pista forestal y que salga volando una bandada de perdices, o que correteen por el camino delante de ti unos cuantos metros hasta que se internan en la espesura y las pierdes de vista.

Lo que ya es un poco más atípico es que alcen el vuelo y que en lugar de dirigirse hacia algún punto donde puedan perderse entre la vegetación, se vuelvan a posar en el camino, que tú sigas caminando, que vuelvan a salir volando y se vuelvan a dejar caer en la pista. Y digo que esto es raro, porque pasó unas cuantas veces. Cada vez que llegaba hasta donde habían descendido, volvían a echar a volar, eso sí, cada vez con vuelos más cortos, hasta que el cansancio pudo con ellas y apenas se elevaron del suelo unos cuantos metros.

Como la vegetación en la zona hasta donde había llegado eran predominantemente brezos de escasa altura, con bastantes claros entre las plantas, y por tanto con buena visibilidad, la curiosidad me obligó a echar un ojo, no costándome mucho descubrir un polluelo todo sofocado, intentando camuflarse como podía entre las ramas.

Tendría ya unas cuantas semanas de vida, con la coloración propia de los ejemplares jóvenes, ideal para pasar inadvertido entre sus depredadores. El pobre no podía estar más asustado y casi con toda seguridad era el más pequeño del bando. Además estaba muy cansado porque cuando lo localicé estaba inmóvil y todo lo que se movió fueron unos cuantos metros para buscar un segundo escondite, donde ya se quedó. Fue al único que vi de todo el grupo, los demás debieron escapar monte adentro porque por allí no quedaron.

Como siempre, aproveché para hacerle unas fotos y grabar un pequeño vídeo, dejándolo tranquilo para que se reagrupara con el resto de la familia y feliz de haber podido disfrutar de la experiencia.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Galliformes / Familia: Phasianidae.

Nombre científico: Alectoris rufa (Linnaeus, 1758).

La perdiz roja es de apariencia rechoncha, tiene una longitud de unos 32-38 cm. y una envergadura alar de 47-60 cm. Los machos pueden llegar a pesar 525 g. y algo menos las hembras, siendo en general más robustos, con cabeza más grande y poseyendo espolones en las patas.

La coloración de los dos sexos es semejante, vientre color naranja, laterales con pintas blancas, negras, marrones y grises, garganta blanca, pecho azulado y el dorso de color gris parduzco. El pico, las patas y el anillo ocular del ojo son de color rojo. En los laterales del pico le sale una banda negra que pasando por los ojos baja hasta el cuello donde se ensancha cubriéndolo completamente, difuminándose en pintas hacia abajo. El plumaje de los pollos está basado en tonalidades pardas para facilitar el camuflaje.

El periodo reproductivo comienza entre febrero y marzo con la formación de parejas monógamas, las cuales en los meses de abril y mayo hacen los nidos, ocultos entre la vegetación y en una depresión del suelo, la cual es cubierta con un pequeño entramado de hierbas y plumas. Las puestas constan entre 9 y 18 huevos de color crema con motas pardas rojizas, aunque se pueden encontrar puestas mayores. A veces hacen dos nidos simultáneos, siendo incubado cada uno de ellos por un progenitor.

La incubación dura unos 23 ó 24 días y los pollos abandonan el nido nada más nacer, realizando los primeros vuelos a los 10 días y alcanzando su total desarrollo a los 2 meses. Hasta el siguiente periodo reproductivo viven todos juntos en grupo.

Es de significar que sólo cantan los machos, emitiendo el típico y repetitivo chasquido que los caracteriza.

Su esperanza de vida ronda los 6 años.

Su alimentación es omnívora, ingiriendo tanto pequeños invertebrados como semillas, líquenes, flores, hojas, frutos y otros pequeños vegetales.

Ampliamente distribuida por la casi totalidad de la superficie de la península ibérica en altitudes inferiores a los 2.000 m., aunque es menos común en las franjas costeras del norte peninsular.

En España hay dos subespecies, Alectoris rufa hispanica en el norte y oeste, y A. rufa intercedens en el este y sur.

Phoenicurus ochruros – COLIRROJO TIZON

Si alguien me preguntara por qué me gusta tanto ir a la huerta podría dar cientos de respuestas, pero sin duda, una tendría que ver con este pajarillo. Apenas he abierto la puerta de la finca ya los veo revolotear de un lugar a otro, con esos sube y baja de la cola tan graciosos que me hacen sentir que me estaban esperando y me saludan alegremente.

Tienen una gran vitalidad, son incansables y no paran quietos, siempre se están moviendo de un lugar a otro y permanecen por las inmediaciones. Tengo que reconocer que mucha es la compañía que me hacen, aunque en el fondo sé que soy una molestia para ellos, y que lo único que quieren es alimentar a sus polluelos.

Son muy prolíficos, ya van por la tercer pollada, pero sólo son los padres los que se quedan en la zona. Las crías desaparecen una vez han aprendido a comer solas, dejando a los esforzados progenitores con sus amoríos.

Les he tenido que ceder un apartado de una estantería donde pongo las cosas en esta tercer pollada. En las dos primeras hicieron el nido en un hueco junto a una viga bajo el tejado del caseto de la herramienta, pero tengo la sensación que este nuevo lugar les pareció más fresco para la estación veraniega, porque con la subida de las temperaturas se trasladaron a esta nueva residencia.

Otra de las cosas por las que me agrada mucho tenerlos cerca, es porque cazan insectos sin paranza, lo que para el huerto siempre viene muy bien. Además lo hacen en cantidades industriales ya que los jovenzuelos son unos tragones de mucho cuidado y meten para el buche todo lo que les traen. Incluso a veces les he visto darles unos pedazo saltamontes que no me explico como se los pueden tragar.

Resumiendo, no serán una de las especies de pájaros más bonitas que tenemos, pero sin duda beneficiosas sí que lo son, y mucho.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Clase: Aves / Orden: Passeriformes / Familia: Turdidae.

Nombre científico: Phoenicurus ochruros (Gmelin, 1774).

El colirrojo tizón mide unos 15 cm. de longitud, tiene una envergadura alar de 26 cm. y apenas pesa unos 20 gramos.

Ambos sexos tienen la cola y el obispillo (que es la parte inmediatamente superior a la cola) de color rojo. En los machos el pecho y la cara es de color negro azabache, siendo el resto del cuerpo oscuro con excepción de unas pequeñas manchas blancas en la alas, sin embargo las hembras y los ejemplares jóvenes son de color pardo grisáceo.

Al llegar la primavera la hembra construye el nido en oquedades de roquedales y paredes, gustando de hacerlo en lugares inaccesibles a los depredadores dentro de construcciones humanas. Las puestas pueden ser de hasta 8 huevos, completamente blancos, que son incubados por ella alrededor de 15 días.

Ambos padres alimentan a las crías con insectos y alguna semilla, consiguiendo siempre que vuelen antes de las 3 semanas.

Aunque la alimentación se compone mayoritariamente de insectos, en la estación invernal se amplia con la ingestión de semillas y bayas.

Es una especie sedentaria, como mucho se puede producir alguna migración al sur peninsular durante la estación invernal.

En la península ibérica contamos con dos subespecies: gibraltarensis que tiene el dorso gris y está asociado a la mitad norte, y aterrimus, más negro y distribuido por el centro y sur.

Gallinula chloropus – GALLINETA COMUN

Las gallinetas o pollas de agua, siempre me han llamado mucho la atención. Tal vez sea porque fue una de las primeras especies que recuerdo haber observado con interés naturalista, o quizás porque me hace volver el recuerdo atrás a las charcas de la vega de mi pueblo. Sea como fuere, como siempre las veía en el agua pensaba que tendrían las patas como los patos, y cuando descubrí que entre los dedos no había membrana que los uniera, pues me llevé una sorpresa.

Como en tantos lugares de la geografía ibérica, allí era frecuente verlas surcando las aguas en su incansable búsqueda de alimento. Lo que más me impresionaba era la capacidad que tenían de desaparecer bajo las aguas y volver a salir en el otro extremo de la laguna como si tal cosa. O no volverlas a ver porque astutamente abandonaban el agua por alguna de sus estratégicas salidas.

La verdad es que son muy asustadizas y nos rehúyen con suma habilidad. Para conseguir fotografiar a este ejemplar lo he tenido que hacer desde el coche, a fuerza de aparcarlo siempre en el mismo sitio y disparar con la ventanilla un poco bajada. Aun así, cuando pasa por las cercanías, siempre lo hace como si tuviera un poco más de prisa que cuanto está en otra zona más alejada, como si cualquier precaución fuera poca.

Tengo que contaros que me he animado a publicar hoy esta entrada, porque esta tarde vi una en el borde de un regato con la barriga reposada en el suelo. En principio pensé que estaba camuflándose para que no la viera, pero al poco empezaron a salir de las plumas unos diminutos pollitos negros, eran tan pequeños que hacían un montón de gracia entrando y saliendo del plumaje. Fue un efímero momento porque rápido me divisó y se metieron entre la vegetación.

Como dato curioso de esta especie, comentaros que parece ser que el escudete anal, de color blanco, lo utilizan como medio de comunicación, siendo también un indicador de la situación emocional del individuo.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Clase: Aves / Orden: Gruiformes / Familia: Rallidae.

Nombre científico: Gallinula chloropus Linnaeus, 1758.

Las gallinetas pueden llegar a medir 35 cm. de longitud, tener una envergadura alar de 55 cm y alcanzar el medio kilo de peso. Los machos son algo más grandes que las hembras.

Aunque las partes oscuras parecen negras, sólo los flancos son de este color, ya que la parte dorsal tiene una coloración verde olivácea, la tonalidad de la cabeza tira a pizarra y las partes inferiores son gris oscuras. En los flancos presenta una línea discontinua de color blanco, siendo de este color también el escudo anal.

Durante la reproducción diversas partes del cuerpo adquieren tonalidades más brillantes y ostentosas. Así el iris, que normalmente es marrón, se vuelve de color carmín, las patas se vuelven amarillentas o verdosas en la mitad inferior y rojas en la superior, y el escudete frontal al igual que el pico se torna rojo, menos su punta, que continúa siendo amarillenta.

Los ejemplares jóvenes carecen de estos bonitos coloridos ornamentales, luciendo simplemente una coloración marrón verdusca y las bandas dorsales blancas.

El periodo reproductivo comienza en la primavera. Entonces la pareja de gallinetas construirá un nido bastante voluminoso y bien escondido en las cercanías de la masa de agua elegida. Allí la hembra depositará hasta una docena de huevos que serán incubados por ambos progenitores durante tres semanas, al cabo de las cuales nacen los pollitos perfectamente recubiertos de plumón, y que en breve empiezan a merodear por las inmediaciones bajo la atenta vigilancia de los padres.

Estos al mes y medio suelen independizarse, aunque es común que algunos de ellos se queden con los padres colaborando para sacar adelante las siguientes nidadas.

Su dieta es omnívora, alimentándose tanto de materia vegetal, como de invertebrados e incluso pequeños vertebrados.

No es una gran ave voladora y suele ser sedentaria. En la península ibérica las poblaciones residentes se ven incrementadas en invierno con las procedentes del norte de Europa.

En España se puede encontrar en todo el territorio, a excepción de las áreas montañosas superiores a 1.200 metros y de las zonas desérticas.

Certhia brachydactyla – AGATEADOR COMUN O EUROPEO

Dando un paseo por la orilla del río Duero, a su paso por Zamora, despertó mi curiosidad un pajarillo que incansablemente recorría el tronco de un viejo chopo. Mas que recorrerlo, lo que estaba haciendo era una inspección completa de toda la corteza. No creo que quedara ningún insecto, larva o similar en toda su superficie.

Pero lo que más me llamó la atención era su forma de hacerlo, ya que tan pronto trepaba hacia arriba como descendía cabeza abajo o se movía en cualquier dirección. Vamos, que era un equilibrista de primera. Así que pocas dudas había sobre su identidad, con esa facilidad de movimiento sólo podía tratarse de un agateador, y en este caso de un agateador europeo. Aunque también hay otro agateador euroasiático con el que se puede confundir, pero tiene la parte inferior del cuerpo más clara que este, el pico más corto y también canta de forma muy diferente.

Siguiendo con detalle sus movimientos, no dejaba de pensar lo bien que la madre naturaleza diseña a sus hijos. Y es que para un pájaro que se pasa gran parte de su vida en los árboles, su plumaje era inevitable que para pasar desapercibido, imitara otra cosa que no fuera su corteza. Sobra decir que si se quedara quieto sobre ella, cosa que se me antoja imposible, sería casi imposible detectarlo.

Con estas fotografías que le he hecho he quedado muy contento, no porque se trate de una especie poco abundante, si no por la dificultad de pillarlo bien con todo el ajetreo que se traía, porque es que no paraba ni un instante. Pero como el que la sigue la consigue, me doy por muy satisfecho con ellas y espero que os gusten.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Clase: Aves / Orden: Passeriformes / Familia: Certhiidae.

Nombre científico: Certhia brachydactyla C. L. Brehm, 1820.

Tiene una longitud de 13 centímetros, una envergadura alar de 20 cm. y apenas pesa unos 10 gramos.

El plumaje de la parte superior es de colores castaños de diversas tonalidades, salpicado de colores más claros. La parte inferior sin embargo es de tono blanco grisáceo. También presenta una ceja blancuzca encima de los ojos. La cola es larga, oscura y se apoya en ella para trepar. El pico es largo, fino y curvo, ideal para sacar el alimento de la corteza de los troncos. Diferenciar machos y hembras por el plumaje es muy difícil a simple vista.

El periodo reproductor se inicia en la primavera. La hembra, con ayuda ocasional del macho, construye el nido en oquedades de los árboles o entre la corteza y el tronco, si hay espacio entre ambos, aunque también puede aprovechar grietas en las rocas, el espacio entre las ramas de nidos grandes de otras aves y las cajas-nido artificiales.

Tras su construcción la hembra deposita hasta 7 huevos de color blanco-crema con manchas marrones o rojizas, que incuba durante 15 días. Los pollos son alimentados por ambos padres y vuelan antes de las 3 semanas. Al año es frecuente que saquen adelante dos polladas.

Es una ave bastante sedentaria que no suele realizar vuelos largos. Lo normal es que realice vuelos cortos entre los troncos de los árboles y los recorra hacia arriba.

Se trata de una especie solitaria, aunque fuera del periodo reproductor sí se puede observar formando pequeños bandos.

Se distribuye por la casi totalidad del territorio peninsular con presencia de arbolado. Evidentemente no se encuentra en las zonas cerealistas y tampoco en altitudes superiores a los 2.000 metros.

Turdus merula – MIRLO COMUN

Habitual de casi cualquier zona a lo largo de la superficie peninsular, especialmente si son zonas frondosas y húmedas, a este ejemplar lo fotografié en un parque urbano después de interrumpir su búsqueda de comida entre la hojarasca. Al acercarnos levantó el vuelo emitiendo unos cánticos muy alborotados y volvió a posarse, momento que aproveché para tomar la imagen.

Según mi modo de ver, son unos pájaros de lo más trabajadores y activos que hay. Incluso en invierno, desde primera hora de la mañana y hasta bien entrada la noche, no paran de recorrer el suelo busca que te busca.

Además, una de las cosas que igual mucha gente no sabe, es que se trata de una gran ave cantora. No es nada extraño que todavía no haya llegado la primavera y en plena noche se pueda escuchar su fuerte, variada y melódica sinfonía. Tengo que reconocer que en las salidas nocturnas con mi perrete por el parque que tengo al lado de casa, muchas han sido las veces que me he quedado parado disfrutando de su elegante sonido.

Un detalle importante que no quiero dejar pasar sin comentaros para que podáis distinguirlo de otros túrdidos similares, es que el mirlo nunca camina, siempre lo veréis avanzar dando saltos con las dos patas a la vez. Sumándole que su cola es bastante más larga que la de sus congéneres, no resulta difícil identificarlo.

Y antes de acabar, aprovecho para echar la vista atrás hacia la niñez y recordar el montón de veces que rescaté polluelos del arroyo de mi pueblo. Como solían criar en zonas húmedas, a no mucha altura del suelo, era muy fácil ver sus nidos en los árboles junto al riachuelo. Si a eso le unías la precocidad que tienen en abandonar el nido, a nada que se asustaban salían volando en todas direcciones y muchos de ellos caían al agua. Pues nada, zapatillas fuera y al rescate en medio del alboroto originado por el griterío de sus padres, que no paraba ni cuando se los devolvías, y continuaba hasta que te alejabas un buen trecho.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Clase: Aves / Orden: Passeriformes / Familia: Turdidae.

Nombre científico: Turdus merula Linnaeus, 1758.

Puede llegar a medir 25 cm., alcanzar una envergadura alar de 39 cm. y pesar unos 125 gramos.

Los machos son de color negro, con el pico y el anillo ocular amarillo, mientras que las hembras son de color pardo, más claro en las partes inferiores y con el pico y anillo ocular un poco más claro que el de los machos. Los ejemplares jóvenes presentan una coloración moteada.

El periodo reproductivo comienza con la primavera. Para ello buscan un árbol o arbusto, donde la hembra construye un consistente nido en forma de cuenco con hierbas, hojas, musgos y barro. En él deposita hasta 6 huevos que son incubados predominantemente por ella durante 13 días. Los huevos son de color azulado con machas pardas o rojizas.

A las 2 semanas los polluelos ya pueden volar, momento en el que suelen abandonar el nido, aunque son alimentados por ambos progenitores aproximadamente durante tres semanas más. Una vez independizados, los padres se ponen a criar otra vez, sacando varias polladas más durante el año. Durante esta etapa son muy territoriales, no tolerando la presencia de otros ejemplares de su misma especie, lo que a veces ocasiona fuertes peleas.

Alcanzan la madurez sexual al año de edad. A partir de entonces los machos buscarán un territorio propio no ocupado por otro mirlo, desde el que con sus cantos atraer la atención de una hembra.

Se alimenta de insectos, lombrices, frutos, bayas y semillas.

Durante el invierno el número de la población residente se ve incrementado con la llegada de los ejemplares que migran desde el norte de Europa.