Scolopax rusticola (Linnaeus, 1758) – BECADA

Sólo he tenido la oportunidad de ver un ejemplar de esta singular y escurridiza especie. Recuerdo que fue hace muchos, pero que muchos años, en un bosque entre Soria y Almazán, una tarde que estaba recogiendo setas en compañía de un amigo. Mi ojo debía estar centrado en encontrar níscalos porque en un momento dado me habló muy bajo y me dijo que me acercara y mirara, señalando un punto en el suelo, pero yo no veía nada. Y así se lo dije, “no veo nada”. “Hay una becada”, me susurró, a la vez que volvía a señalar hacia el mismo sitio. Entonces la vi, camuflada entre la hojarasca. Fue una miaja de tiempo que tardó en levantar el vuelo cuando se acercó el perrito de mi amigo que también había sentido curiosidad. Me quedé alucinado por el mimetismo que tenía y porque a pesar de mi afición por todo lo relacionado con los animales y plantas desde edad muy temprana, en la vida había oído hablar de semejante pájaro. Me explicó que era un ave muy singular, que se valía de un pico muy largo para sacar las lombrices del suelo, que tenía un sistema digestivo muy simple sin estómago y alguna cosa más. Pues bien, mi cuñado Álvaro, a quien le agradezco la fotografía, ha tenido la oportunidad de obtener esta imagen, así que como sé la dificultad que hay para que esta especie sea uno de los “animales y plantas que me voy encontrando”, la voy a incorporar sin esperar más, aunque sea basada en un fugaz recuerdo.

Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Charadriiformes / Familia: Seolopacidae.

También se la conoce como chocha perdiz, sorda y gallinuela, entre otros nombres.

Mide 33-38 cm. de altura, pesa 258-365 g. y tiene una envergadura alar entre 55 y 65 cm. Cuando vuela presenta alas redondeadas.

Posee un largo pico, unas patas cortas y unos grandes ojos oscuros, colocados en una posición muy retardada en la cabeza, que le otorga un campo visual casi circular.

Su plumaje, que es igual en los machos y en las hembras, está dominado por tonos marrones y rojizos, presentado en el dorso un complejo diseño de punteados y manchas de diferente tonalidad. En el vientre los tonos son más cremosos con estrías transversales de color oscuro.

Es un ave reacia a volar que confía mucho en su virtud para camuflarse, pero que al sentirse amenazada emprende un vuelo errático y zigzagueante a baja altura entre los árboles.

Su hábitat es forestal, prefiriendo los bosques húmedos.

Se alimenta predominantemente de invertebrados que atrapa hundiendo su largo pico entre el fango y la hojarasca, el cual está dotado en su extremo de multitud de pequeños poros sensibles y numerosas terminaciones nerviosas. Se completa su dieta con semillas y hierbas.

En España se reproduce en la franja superior e islas Canarias. Durante el invierno su presencia se amplía a la casi totalidad del territorio, con la llegada de los ejemplares migratorios.

El macho durante el cortejo (en los anocheceres de los meses de marzo a junio), realiza vuelos cortos emitiendo un sonido ronco que finaliza con un reclamo chirriante. La hembra lo atrae al suelo, permaneciendo juntos durante 3 ó 4 días. Cada macho suele aparearse con unas cuatro hembras.

El nido se ubica directamente en el suelo, oculto entre la vegetación baja y la hojarasca, normalmente junto a un árbol o arbusto, y consiste en una suave depresión de unos 12-15 centímetros de diámetro y 2-5 centímetros de profundidad, revestida con hojas y hierbas secas, acículas de pino y algunas plumas. La puesta consta normalmente de cuatro huevos (varía de 2 a 5) de color beis o pardo rosado con motas pardas, los cuales son incubados por la hembra durante 21-24 días. Los pollos están cubiertos por un sedoso y críptico plumón. Al poco de nacer se desplazan con soltura por el suelo, obteniendo rápidamente la coloración de los adultos y desarrollándose por completo en unos 15-20 días.

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