Aiolopus strepens (Latreille, 1804) – SALTAMONTES

Cada vez que veo un saltamontes no puedo evitar acordarme de la popular serie de dibujos animados “La abeja Maya”, y en concreto de uno de sus principales protagonistas, el saltamontes Flip, que se pasaba la vida protegiendo a la dulce abejita. ¡Recuerdos de la niñez! Pero como todo en los niños, además de la parte buena, está la mala o la peor. Y pobrecitos saltamontes, que había que ir a pescar al arroyo del pueblo, pues a por un puñado de saltamontes que era un buen cebo, no siempre se iban a poner lombrices, había que variar; que uno no sabía en qué gastar el tiempo, rápidamente se organizaba una expedición a ver quién cogía más cantidad, o el de mayor tamaño, o el más verde, o el más marrón, o uno supervenenoso con aguijón… Luego estaba también la parte científica, un saltamontes en un bote de cristal era un buen tema de estudio, claro está, si no te olvidabas de él. Gracias a Dios, el aburrimiento hacía que la mayor parte volvieran a pastar libremente por los herbazales. La cosa era coger saltamontes, y no era precisamente una tarea fácil, se precisaba una buena combinación de buena vista, sigilo, habilidad y rapidez. Tener una buena vista es imprescindible ya que debido a su coloración se camuflan muy bien, tanto cuando están quietos, como cuando se mueven, pues hay que ver donde caen. A mí personalmente no se me daba nada mal. Este ejemplar de la fotografía se acercó hasta la fachada de mi casa en el pueblo, pertenece a una de las especies más abundantes que hay en la Península Ibérica y esto es lo que he descubierto sobre ellos.

Filo: Arthropoda / Subfilo: Hexápoda / Clase: Insecta / Orden: Orthoptera / Suborden: Caelifera / Superfamilia: Acridoidea / Familia: Acrididae / Subfamilia: Oedipodinae

Las hembras llegan a medir hasta 4 cm., los machos un poco menos. La coloración general suele ser verdosa o marrón, pero las tibias posteriores siempre son rojas. Se diferencia del único compañero de su género (A. thalassinus) por tener el fémur posterior más grueso y más corto. Las alas delanteras son de color oscuro con manchas claras y las alas verdaderas que se encuentran tras éstas, son de color verde azulado, con el ápice y gran parte del margen posterior de color ahumado.

Se alimentan principalmente de gramíneas, aunque también se ha observado que incluyen en su alimentación brezos. Con sus antenas, que están dotadas de papilas gustativas, analizan el alimento, el cual si es de su agrado es triturado con sus poderosas mandíbulas.

Su respiración es traqueal, esto es, a través de los múltiples espiráculos que tienen repartidos a lo largo del cuerpo, ya que carecen de pulmones.

Los adultos en el mes de noviembre hibernan, empezándose a mostrar activos en febrero. Con la llegada de la primavera comienza la etapa reproductora. La cópula es larga y puede durar más de un día. A continuación las hembras ponen entre 10 y 60 huevos en el suelo, entre plantas o materia en descomposición, los cuales eclosionan a la primavera siguiente. Al nacer ya son iguales que los adultos, aunque no tienen desarrolladas ni las alas ni el sistema reproductor. Pueden llegar a realizar dos puestas en el año.

No vuelan mucho, sólo cuando se juntan grandes cantidades, liberan las feromonas que activan el crecimiento de las alas y la conducta migratoria, desplazándose a nuevos lugares, bien en busca de nuevos recursos alimenticios, bien en busca de nuevos espacios sin tanta población.