Alytes obstetricans – SAPO PARTERO COMUN

Si tengo que hablar de este simpático sapito, no puedo hacerlo sin contaros las múltiples experiencias que he tenido con ellos en mi huerta, donde por suerte hay una amplia población que cuando los anocheceres me sorprenden en las labores hortícolas, me deleitan con su presencia saliendo de sus escondites en busca de alimento.

La primera vez que vi uno fue en un lugar bastante inesperado. Tenía un montón de arena en una esquina del que iba cogiendo cuando necesitaba hacer cemento, y uno de esos días al llenar la paleta, vi una pequeña bola de arena moviéndose sin parar, en la que poco a poco y a medida que desaparecía la arena, empezaban a distinguirse patas, ojos…, hasta que quedó liberado el simpático animalito. El pobrecillo debía tener su madriguera invernal allí, la cual por desgracia destruí sin intención. Intenté ponerle remedio a la situación e hice un pequeño agujero donde lo deposité y tapé con un trozo de teja a modo refugio donde quedó.

Por desgracia habitualmente muchas son las molestias que les causo a los pobres durante el verano. Ellos que se empeñan en hacer sus refugios en la tierra blanda y que es inevitable tener que regar, pues hace que en innumerables ocasiones al echar el agua aparezca alguno flotando, pero rápidamente abandonan el lugar buscando un nuevo sitio donde esconderse.

Pero la vez que mas me he sorprendido al ver alguno, fue una tarde del mes de mayo cuando al levantar unas baldosas que habían quedado olvidadas en una esquina sobre la tierra, apareció un macho en su madriguera con un montón de huevos entre sus patas traseras. La verdad es que una cosa es leer que son unos padres ejemplares y cuidan de las puestas hasta que las depositan en el agua, y otra verlo con tus propios ojos. Pues nada, coloqué otra vez las baldosas encima y allí lo dejé protegiendo a su prole.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Clase: Amphibia / Orden: Anura / Familia: Discoglossidae / Subfamilia: Alytinae.

Nombre científico: Alytes obstetricans (Laurenti, 1768).

El sapo partero no es un anfibio de grandes dimensiones ya que apenas sobrepasa los 5 cm. de longitud, tiene un aspecto rechoncho, con patas robustas y una cabeza grande terminada en un morro redondeado. Los ojos son bastante prominentes con la pupila vertical y el iris dorado con vetas negras. El tímpano es visible y de tamaño inferior a los ojos.

Su piel es granulosa y presenta verrugas pequeñas, con frecuencia agrupadas en dos hileras en la parte dorsal.

Su coloración varía entre gris y parda presentado pequeñas manchas verdes, rojizas o negras, siendo la parte ventral blanquecina.

La reproducción comienza en la primera, tras el apareamiento las hembras ponen un cordón de huevos que los machos enrollan entre sus patas traseras, donde permanecerán un mes hasta que los deposita en el agua. Una vez en el agua las larvas rompen el huevo liberándose e iniciando esta nueva fase hasta completar su crecimiento.

Durante la fase larvaria se alimenta de materia vegetal, carroña y pequeños invertebrados acuáticos. De adultos su alimentación está basada en insectos, lombrices y babosas.

En la península ibérica existen cuatro subespecies: A. o. obstetricans en Navarra y Cantábrica, A. o. almogavarii en Cataluña, casi todo Aragón y una amplia franja de Castilla-La Mancha hasta Guadalajara y norte de Madrid, A. o. boscai en el centro y norte de Portugal, Galicia, Zamora, Salamanca y núcleos aislados del Sistema Central occidental (Sierras de Gredos, Béjar, Francia y Gata), extendiéndose en poblaciones dispersas por toda la meseta norte hasta las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y Sistema Ibérico sur y A. o. pertinax en la costa mediterránea española llegando al norte hasta el Ebro y Tarragona, al sur hasta las Sierras de Mariola y Petrel y norte de Murcia y Albacete, y hacia el interior con el sur del Sistema Ibérico y sierras de Castilla-La Mancha, este de Toledo, sur de Guadalajara y sureste de Madrid.

En estas zonas lo podemos encontrar desde el nivel del mar hasta los 2.400 m. de altitud.

En el Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles en España la especie está catalogada en general como casi amenazada y la subespecie A. o. pertinax como vulnerable.

Alectoris rufa – PERDIZ ROJA

No es nada extraño durante los meses de verano ir paseando por alguna pista forestal y que salga volando una bandada de perdices, o que correteen por el camino delante de ti unos cuantos metros hasta que se internan en la espesura y las pierdes de vista.

Lo que ya es un poco más atípico es que alcen el vuelo y que en lugar de dirigirse hacia algún punto donde puedan perderse entre la vegetación, se vuelvan a posar en el camino, que tú sigas caminando, que vuelvan a salir volando y se vuelvan a dejar caer en la pista. Y digo que esto es raro, porque pasó unas cuantas veces. Cada vez que llegaba hasta donde habían descendido, volvían a echar a volar, eso sí, cada vez con vuelos más cortos, hasta que el cansancio pudo con ellas y apenas se elevaron del suelo unos cuantos metros.

Como la vegetación en la zona hasta donde había llegado eran predominantemente brezos de escasa altura, con bastantes claros entre las plantas, y por tanto con buena visibilidad, la curiosidad me obligó a echar un ojo, no costándome mucho descubrir un polluelo todo sofocado, intentando camuflarse como podía entre las ramas.

Tendría ya unas cuantas semanas de vida, con la coloración propia de los ejemplares jóvenes, ideal para pasar inadvertido entre sus depredadores. El pobre no podía estar más asustado y casi con toda seguridad era el más pequeño del bando. Además estaba muy cansado porque cuando lo localicé estaba inmóvil y todo lo que se movió fueron unos cuantos metros para buscar un segundo escondite, donde ya se quedó. Fue al único que vi de todo el grupo, los demás debieron escapar monte adentro porque por allí no quedaron.

Como siempre, aproveché para hacerle unas fotos y grabar un pequeño vídeo, dejándolo tranquilo para que se reagrupara con el resto de la familia y feliz de haber podido disfrutar de la experiencia.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Galliformes / Familia: Phasianidae.

Nombre científico: Alectoris rufa (Linnaeus, 1758).

La perdiz roja es de apariencia rechoncha, tiene una longitud de unos 32-38 cm. y una envergadura alar de 47-60 cm. Los machos pueden llegar a pesar 525 g. y algo menos las hembras, siendo en general más robustos, con cabeza más grande y poseyendo espolones en las patas.

La coloración de los dos sexos es semejante, vientre color naranja, laterales con pintas blancas, negras, marrones y grises, garganta blanca, pecho azulado y el dorso de color gris parduzco. El pico, las patas y el anillo ocular del ojo son de color rojo. En los laterales del pico le sale una banda negra que pasando por los ojos baja hasta el cuello donde se ensancha cubriéndolo completamente, difuminándose en pintas hacia abajo. El plumaje de los pollos está basado en tonalidades pardas para facilitar el camuflaje.

El periodo reproductivo comienza entre febrero y marzo con la formación de parejas monógamas, las cuales en los meses de abril y mayo hacen los nidos, ocultos entre la vegetación y en una depresión del suelo, la cual es cubierta con un pequeño entramado de hierbas y plumas. Las puestas constan entre 9 y 18 huevos de color crema con motas pardas rojizas, aunque se pueden encontrar puestas mayores. A veces hacen dos nidos simultáneos, siendo incubado cada uno de ellos por un progenitor.

La incubación dura unos 23 ó 24 días y los pollos abandonan el nido nada más nacer, realizando los primeros vuelos a los 10 días y alcanzando su total desarrollo a los 2 meses. Hasta el siguiente periodo reproductivo viven todos juntos en grupo.

Es de significar que sólo cantan los machos, emitiendo el típico y repetitivo chasquido que los caracteriza.

Su esperanza de vida ronda los 6 años.

Su alimentación es omnívora, ingiriendo tanto pequeños invertebrados como semillas, líquenes, flores, hojas, frutos y otros pequeños vegetales.

Ampliamente distribuida por la casi totalidad de la superficie de la península ibérica en altitudes inferiores a los 2.000 m., aunque es menos común en las franjas costeras del norte peninsular.

En España hay dos subespecies, Alectoris rufa hispanica en el norte y oeste, y A. rufa intercedens en el este y sur.

Talpa occidentalis – TOPO IBERICO

Hay animalillos que sabes que existen pero que casi es imposible poder verlos, y este es, sin lugar a dudas, uno de ellos. No cabe duda que su vida subterránea ayuda a que así sea, pero a veces, sólo a veces, ocurren cosas que te permiten disfrutar de un encuentro casual con ellos.

Que había un topo por la huerta no era desconocido para mi. Encontrarme la tierra levantada, agujeros misteriosos y fugas de agua en los surcos de riego, eran cosas habituales y bastante dañinas. Tantos descalabros me preparaba que acabé comprando un ahuyentador solar que cada poco emite unos sonidos supuestamente molestos para ellos.

La verdad es que al principio sí surtió efecto y estuve una temporada sin volver a saber de él. Tiempo que duró lo que debió tardar en acostumbrarse a los susodichos ruidos porque de nuevo volvió a dar muestras de su vuelta. Incluso tenía la desfachatez de levantar la tierra justo al lado del aparatejo.

Pero la vida da muchas vueltas y no hay nada como estar en el lugar equivocado en el momento inapropiado. Y así el pobre topo debía transitar por una de sus galerías justo en el momento en que el que suscribe con regadera en mano se dispuso a echar agua a unas tiernas berzas.

Poco debió gustarle sentir tanta humedad porque emergió de la tierra con un impulso que lo dejó expuesto totalmente. El susto que me llevé como comprenderéis fue mayúsculo, aun así reaccioné rápidamente y lo aparté hacia el camino, donde la dureza no le permitió escapar mientras eché mano de un cubo para recogerlo.

Y así es como pude disfrutar un rato observándolo, mucho no, porque si su vida se desarrolla bajo tierra, tampoco era cosa tenerlo mucho tiempo en la superficie. Pero liberarlo no iba a hacerlo allí con tanto desperfecto como me había ocasionado, así que lo llevé a una zona alejada de las huertas donde no pudiera hacer daño y allí lo solté. Visto y no visto, como se puede apreciar en el vídeo, son unos poderosos excavadores y en un tris, se enterró y desapareció.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Clase: Mammalia / Orden: Eulipotyphla / Familia: Talpidae.

Nombre científico: Talpa occidentalis Cabrera, 1907.

El topo ibérico es de color negro parduzco, llega a medir unos 14 cm. y pesar algo más de 60 g., siendo más pequeñas las hembras. Presenta un aspecto rechoncho y casi no se aprecia el cuello. La cola mide alrededor de 2’5 cm.

Carece de pabellones auditivos y los ojos están ocultos bajo la piel. Las patas delanteras tienen forma de pala y cuentan con 5 dedos, estando perfectamente preparadas para excavar.

Tiene muy desarrollado el sentido del tacto, teniendo cubierto de pelos la cola y el hocico que le sirven de sensores.

El período de celo comienza entre marzo y mayo, teniendo las hembras normalmente sólo una camada al año de unas 4 crías. La gestación dura entre 28 y 42 días, tras los cuales en un nido esférico que la hembra prepara en una de las galerías, nace los descendientes totalmente desnudos, que tras 5 semanas estarán completamente desarrollados y preparados para independizarse.

Se alimenta de lombrices y una gran variedad de invertebrados, como insectos, larvas y moluscos.

En la península ibérica también está presente el topo europeo, Talpa europaea, de características muy similares, aunque de mayor tamaño, hocico más grande, extremidades anteriores más estrechas y que no tiene los ojos ocultos bajo la piel. En realidad, su correcta identificación sólo puede realizarse teniendo en cuenta mediciones craneales y dentarias.

Triturus marmoratus – TRITON JASPEADO

Muchas zonas de la Sierra de la Culebra, que se encuentran reforestadas de pinos desde mediados del siglo pasado, pueden durante la estación veraniega tener un aspecto de zonas secas. A pesar de ello, cuentan con una gran cantidad de parajes húmedos donde podemos disfrutar de especies como esta.

En una de mis excursiones estivales tuve la suerte de encontrar una charca en la que había varios ejemplares de estos anfibios. Se estaban calentando flotando en la superficie del agua, pero cuando detectaban mi presencia se dejaban hundir suavemente hacia el fondo, para volver a emerger cuando me retiraba. Con este juego estuvimos un buen rato mientras intentaba fotografiarlos, ellos subiendo y bajando, y yo caminando hacia adelante y hacia atrás. Seguro que si alguien hubiera visto la cómica escena habría echado unas risas. En cualquier caso y pese a lo laborioso de la tarea, al final conseguí hacer alguna foto medio decente a un macho.

Si no llego a mirar detenidamente no los hubiera visto porque estaban bastante bien camuflados entre la vegetación y sus movimientos eran lentos. Además su verdoso colorido les ayuda a mimetizarse perfectamente, cosa que de sobra saben, ya que mucho no se alejaban de las hojas que flotaban en la superficie.

La segunda fotografía fue realizada por mi amiga Sinda Romero a un ejemplar que sorprendió en la terraza de su casa. Se trata de un macho durante la fase terrestre de estos anfibios. Le agradezco profundamente que me haya dejado utilizarla.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Clase: Amphibia / Orden: Caudata / Familia: Salamandridae.

Nombre científico: Triturus marmoratus (Latreille, 1800).

Los tritones jaspeados pueden llega a medir 16 cm. de longitud, siendo la cola de menor longitud que el cuerpo. Su coloración es un reticulado de fondo verde o amarillo verdoso con puntuación negra y manchas negras sobre este fondo. La zona ventral es negruzca con puntuación blanquecina. Las extremidades delanteras cuentan con 4 dedos y las posteriores con 5.

Los machos se diferencian de la hembras en que son algo más pequeños, tienen la cabeza más estrecha, las patas más largas y presentan una cresta a lo largo de la superficie dorsal, la cual está más desarrollada durante el periodo reproductor, pasando fuera de este a ser un abultamiento que alterna el color negro y anaranjado. Las hembras en su lugar tienen un surco anaranjado. Además la cloaca de ellos es semiesférica con una abertura longitudinal, mientras que la de ellas es más ovalada presentando numerosas papilas.

Para su vida durante la fase acuática elige superficies de agua calmadas, que no tengan corriente, tanto naturales como artificiales. Esta etapa coincide con el inicio del periodo reproductivo a la finalización del invierno y la llegada del buen tiempo. Primero acuden los machos y ocupan un territorio. Durante esta época son muy agresivos y lo defienden con gran intensidad de otros machos.

Normalmente una o dos semanas más tarde aparecen las hembras, realizándose el cortejo nupcial normalmente durante la noche y fuera del agua. Posteriormente las hembras depositan los huevos individualmente en el fondo entre la vegetación. Estos son de color blanco amarillento o blanco verdoso, ovalados y de apenas 2 mm. de tamaño, cubiertos de una sustancia gelatinosa.

Las larvas al nacer son de color blanco amarillento, teniendo ocasionalmente tonos verdosos, miden aproximadamente 1 cm. En el dorso presentan dos líneas longitudinales de color cobrizo y cuando desarrollan las cuatro extremidades presentan una cresta en la zona dorsal.

Durante la fase terrestre busca zonas con vegetación abundante y cercanas a lugares húmedos, escondiéndose durante el día entre la hojarasca, en agujeros o bajo piedras o troncos.

Se alimenta de insectos y durante la etapa de vida terrestre también de lombrices, caracoles y babosas.

Al sentirse acosados segregan por la piel una sustancia mucosa tóxica e irritante.

Se encuentra distribuida en la mitad norte de la península ibérica, siendo más escasa en la parte oriental.

Phoenicurus ochruros – COLIRROJO TIZON

Si alguien me preguntara por qué me gusta tanto ir a la huerta podría dar cientos de respuestas, pero sin duda, una tendría que ver con este pajarillo. Apenas he abierto la puerta de la finca ya los veo revolotear de un lugar a otro, con esos sube y baja de la cola tan graciosos que me hacen sentir que me estaban esperando y me saludan alegremente.

Tienen una gran vitalidad, son incansables y no paran quietos, siempre se están moviendo de un lugar a otro y permanecen por las inmediaciones. Tengo que reconocer que mucha es la compañía que me hacen, aunque en el fondo sé que soy una molestia para ellos, y que lo único que quieren es alimentar a sus polluelos.

Son muy prolíficos, ya van por la tercer pollada, pero sólo son los padres los que se quedan en la zona. Las crías desaparecen una vez han aprendido a comer solas, dejando a los esforzados progenitores con sus amoríos.

Les he tenido que ceder un apartado de una estantería donde pongo las cosas en esta tercer pollada. En las dos primeras hicieron el nido en un hueco junto a una viga bajo el tejado del caseto de la herramienta, pero tengo la sensación que este nuevo lugar les pareció más fresco para la estación veraniega, porque con la subida de las temperaturas se trasladaron a esta nueva residencia.

Otra de las cosas por las que me agrada mucho tenerlos cerca, es porque cazan insectos sin paranza, lo que para el huerto siempre viene muy bien. Además lo hacen en cantidades industriales ya que los jovenzuelos son unos tragones de mucho cuidado y meten para el buche todo lo que les traen. Incluso a veces les he visto darles unos pedazo saltamontes que no me explico como se los pueden tragar.

Resumiendo, no serán una de las especies de pájaros más bonitas que tenemos, pero sin duda beneficiosas sí que lo son, y mucho.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Clase: Aves / Orden: Passeriformes / Familia: Turdidae.

Nombre científico: Phoenicurus ochruros (Gmelin, 1774).

El colirrojo tizón mide unos 15 cm. de longitud, tiene una envergadura alar de 26 cm. y apenas pesa unos 20 gramos.

Ambos sexos tienen la cola y el obispillo (que es la parte inmediatamente superior a la cola) de color rojo. En los machos el pecho y la cara es de color negro azabache, siendo el resto del cuerpo oscuro con excepción de unas pequeñas manchas blancas en la alas, sin embargo las hembras y los ejemplares jóvenes son de color pardo grisáceo.

Al llegar la primavera la hembra construye el nido en oquedades de roquedales y paredes, gustando de hacerlo en lugares inaccesibles a los depredadores dentro de construcciones humanas. Las puestas pueden ser de hasta 8 huevos, completamente blancos, que son incubados por ella alrededor de 15 días.

Ambos padres alimentan a las crías con insectos y alguna semilla, consiguiendo siempre que vuelen antes de las 3 semanas.

Aunque la alimentación se compone mayoritariamente de insectos, en la estación invernal se amplia con la ingestión de semillas y bayas.

Es una especie sedentaria, como mucho se puede producir alguna migración al sur peninsular durante la estación invernal.

En la península ibérica contamos con dos subespecies: gibraltarensis que tiene el dorso gris y está asociado a la mitad norte, y aterrimus, más negro y distribuido por el centro y sur.