Chloris chloris – VERDERON COMUN

Esta pequeña historia es de esas que a los aficionados a la Naturaleza nos gusta contar, y más que contarlas, vivirlas. No todos los días se tiene la oportunidad de ayudar a un ser vivo, y menos viviendo en una ciudad, como es mi caso.

Ocurrió una tarde a finales del mes de junio, cuando al llegar a la huerta observé un precioso verderón atrapado en la malla que recubre el recinto de las gallinas, que está puesta para que no entren los pájaros a comer el grano. Misión imposible porque siempre se cuelan, pero lo normal es que vuelvan a salir, no que metan la cabeza en una de las cuadrículas del entramado como hizo este.

Tal vez asustado, al intentar escapar por ese lado y con el sol de frente, no la vio y se dio de lleno contra ella. Es un poco raro porque es bastante gruesa y de color negro y se ve bastante bien. De hecho, este es el único pajarillo que ha quedado atrapado en ella.

El asunto es que había metido la cabeza de cuajo y quedó encajado de tal forma que no podía sacarla. Además el lugar que eligió fue el punto más difícil para poder poner la escalera y acercarse hasta él. Así que haciendo un poco de equilibrio, tuve que con mucho cuidado cortar un lateral de la cuadrícula para sacarlo sin dañarlo, cosa que afortunadamente conseguí.

A pesar de que esa tarde había hecho mucho calor, el pajarillo estaba perfectamente, por eso pienso que mucho no debía llevar allí y posiblemente quedara enganchado cuando nos oyó llegar y se asustó.

Lo bueno es que fue muy gratificante poder tener entre las manos un ave tan bonita, observar tan de cerca esos verdes y amarillos tan brillantes del plumaje, más llamativos en los machos como era el caso, la robustez de su pico, una gozada en definitiva, aunque algún picotazo me dio en señal de agradecimiento. Y lo más satisfactorio de todo, abrir las manos para liberarlo y verlo volar comprobando que no había sufrido ninguna lesión y se alejaba a continuar con su vida, seguro que con ninguna intención de volver a acercarse por el lugar.

Aunque es un habitual de nuestros huertos parque y jardines, la verdad es que por lo menos yo no los veo tanto como antes. Aprovecho para animaros a los que podáis, a que hagáis comederos con semillas que les hagan menos dura la estación invernal, tanto a ellos como a otras especies que los puedan visitar.

Añado un pequeño vídeo del momento de la liberación para que veáis como alzó el vuelo.

Reino: Animalia / Filo: Chordata Subfilo: Vertebrata / Superclase: Tetrápoda / Clase: Aves / Orden: Passeriformes / Familia: Fringillidae.

Nombre científico: Chloris chloris Linnaeus, 1758. La antigua nomenclatura Carduelis chloris lo situaba dentro del género Carduelis con otros fringílidos, pero los últimos estudios han propiciado la creación de un género específico para él.

El verderón común suele tener una longitud entre 14 y 16 cm., pesa entre 25 y 35 gramos y puede tener una envergadura alar de casi 28 cm. Tiene un aspecto rechoncho, semejante al gorrión común, con un pico ancho y fuerte y una cabeza robusta. Las patas son rosadas.

El plumaje de los machos es de color verde oliva, a excepción de la parte superior de la cola, hombros y plumas remeras (las más externas de las alas), que son amarillas. Las hembras presentan una coloración más tenue y los ejemplares jóvenes son parduscos por la parte inferior y también con una coloración más débil por la superior.

El periodo reproductivo comienza en la primavera con la construcción del nido, que es bastante voluminoso, el cual suelen hacer junto a la rama principal de un árbol o arbusto. Para ello utilizan pequeñas ramitas, raíces, pelos y tallos finos. Las puestas constan de 3 a 7 huevos que son incubados exclusivamente por la hembra durante 13 ó 14 días, durante los cuales es alimentada por el macho. Los huevos son blanco azulados con manchas pardo rojizas. Los polluelos permanecen en el nido poco más de dos semanas, siendo alimentados por ambos progenitores. Es habitual que saquen más de una generación por temporada.

Su alimentación consiste en semillas, frutos silvestres y bayas, no desdeñando algún pequeño insecto en su dieta.

Es de reseñar la variedad de sonidos y la belleza de su canto, muy melodioso y agradable de escuchar.

Es una ave muy sociable y en invierno es muy común verlo formando grupos con gorriones y otras aves de similar tamaño.

Macho cantando.

Passer domesticus – GORRION COMUN

Mucho había tardado en subir al blog una entrada sobre la más común de nuestras aves. La tardanza era debida a querer tener una buena y cercana fotografía de un ejemplar y la dificultad que estaba teniendo en conseguirla. Pero como casi todo en esta vida, basta que quieras una cosa para no tenerla, del mismo modo que en el momento que te olvidas de ella, se te presenta la ocasión, como ha sido el caso.

Y es que, tras tirar un montón de fotografías, no había una que me acabara de gustar o en la que se viera con claridad. Hasta que la otra mañana después de atender a los animalillos en la finca, me senté a unos pocos metros de la puerta del gallinero, de donde había salido instantes antes, y al rato sale pegando saltitos este juvenil ejemplar que veis. A saber dónde estaría metido, porque el tiempo que estuve dentro ni cuenta me di.

Lejos de remontar el vuelo y escapar a toda velocidad, se encamina hacia donde yo estaba y se me queda parado delante de los pies. Pues ahí estuvimos un buen rato mirándonos, sin miedo ninguno, ignorancia de la juventud imagino, porque de haber sido yo el gato gordo ese que a veces se deja ver por las inmediaciones, no habría tenido tan buen final.

En conclusión, le pude hacer un montón de fotografías, le eché mano y lo puse en el borde del bebedero de las gallinas para que bebiera agua, cosa que hizo con avidez. Igual era ese el motivo de andar medio atontado por la vida. Y cuando acabó, lo volví a coger para ayudarlo a salir del enmallado de tela y soltarlo fuera del recinto sin problemas. Se alejó volando alegremente y no lo volví a ver.

Aunque es uno de los pájaros más comunes, la verdad es que su número ha decrecido bastante. Y aunque en ocasiones son molestos como vecinos, el aporte que nos brindan como insecticida natural creo sinceramente que supera con creces los daños que pueden ocasionar. En consecuencia, animo al que pueda, a ayudarles con la alimentación y la bebida durante la época invernal, seguro que el beneficio que obtenemos a la larga se verá multiplicado con creces.

Filo. Chordata / Orden: Passeriformes / Familia: Paseridae.

Nombre científico: Passer domesticus (Linnaeus, 1758).

También se le conoce como pardal.

Nuestros gorriones pueden llegar a medir 16 cm. de longitud, a pesar unos 40 gramos y tener una envergadura alar de 21 cm.

Presentan una complexión robusta y un pico fuerte, cónico y grueso. Los machos tienen las mejillas grisáceas, capuchón de color gris, peto negro y una mancha de color marrón rojizo detrás de los ojos rodeando el cuello. La parte superior es marrón con manchas negras y las alas tienen una franja blanca. Las hembras, que son de menor tamaño, presentan una coloración gris uniforme en el pecho y partes inferiores; parda en las alas, cola y parte superior de la cabeza, y una pálida franja superciliar grisácea.

Las patas son de color marrón claro rosáceas y el iris es marrón rojizo. El pico es de color marrón oscuro con la base amarillenta, a excepción de los machos durante la época de cría que se les vuelve negro, y de los ejemplares jóvenes que lo tienen marrón oscuro con la punta amarilla.

La época de celo dura de marzo a septiembre. Durante ella pueden construir casi en cualquier sitio y con cualquier material un nido, en el que la hembra depositará entre 3 y 7 huevos, que ambos padres incubarán durante 11-15 días. Los polluelos permanecen en el nido entre 13 y 18 días, lo que les permite sacar varias camadas al año.

La alimentación es omnívora, como todos sabemos comen de todo, aunque su alimentación original fuera granívora, y su distribución está extendida a la totalidad de la península ibérica, donde está asentado todo el año y siempre ligados a enclaves humanos.

Streptopelia decaocto (Frivaldsky, 1838) – TÓRTOLA TURCA

Una tarde de la semana pasada, cuando llegué al recinto del gallinero, me encontré que una bonita paloma se había quedado atrapada dentro del enredado que hay para que no entren los pájaros a comer la comida de las gallinas. Como hay algunos trozos abiertos pues la pobre encontró bien la entrada, pero se ve que después de ponerse tibia a trigo y cebada, no tenía la cabeza tan despejada para ver bien dónde estaba la salida.

Una vez dentro me di cuenta de que era una tórtola. No paraba de revolotear de un lado a otro, sin ser capaz de dar con un trozo abierto para escapar y lo único que hacía la muy despistada era cansarse. Así estuvo un buen rato, lo que aproveché para hacerle unas fotos, hasta que se quedó exhausta y la pude capturar.

Salí fuera del recinto para soltarla y grabarla en vídeo, pudiendo verla en detalle más de cerca. Me llamó mucho la atención sus preciosos ojos con el iris de color rojo y lo pequeñajas que son una vez que las tienes en la mano. Lo que si tenía grande era el buche, a reventar, era imposible que hubiera podido comer un grano más.

El vídeo no es muy largo, pero se puede ver que en el momento que le solté las patas, salió como alma que lleva el diablo, lanzando una especie de chillido que nada tiene que ver con su canto, que es una especie de cu-cuuu-cu. Quiero creer que me dio las gracias. Precisamente su canto es una de las formas de distinguirla de la tórtola doméstica, muy parecidas; en estas otras el sonido se asemeja más a cu-curucuuu y son de menor tamaño.

Pincha aquí para ver un vídeo de su liberación.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Columbiformes / Familia: Columbidae.

Del pico a la cola mide unos 33 cm., tiene una envergadura alar de hasta 55 cm. y pesa aproximadamente 250 g.

El macho y la hembra son muy similares. En el cuello presentan un collar negro, rodeado de un ribete blanco excepto en la parte delantera. Los ejemplares juveniles no presentan este collar. Las patas son cortas y de color rojo y el pico negro. El plumaje es de color gris claro, con tonalidades ocres en la parte superior y rosadas en el pecho y cabeza. Las plumas remeras de las alas son de color negro. La cola es larga, con las plumas laterales y el extremo de tonalidad blanquecina.

Construyen unos nidos muy simples consistentes en una plataforma rígida de palitos acumulados, sobre los que suelen realizar una puesta de uno o dos huevos de color blanco. La incubación dura aproximadamente dos semanas y los polluelos abandonan el nido hacia la tercera. Pueden llegar a sacar hasta cuatro polladas al año entre los meses de febrero y octubre.

Esta especie no es originaria de España, llegó procedente de Asia en la década de los 60, distribuyéndose de forma espectacular desde entonces, estando perfectamente asentada en la actualidad. Es de carácter sedentario y muy común verla en proximidades de asentamientos humanos.

Se alimenta de granos de cereal y semillas herbáceas, y en menor medida de brotes y pequeños invertebrados.

Anas platyrhynchos Linnaeus, 1758 – ANADE REAL O AZULON

Dando un paseo por la orilla del río Duero a su paso por Zamora, me he encontrado con un grupo formado por una docena de ejemplares de esta especie, tanto machos como hembras. Los machos son coquetos y elegantes como ellos solos, da gusto verlos con esos colores tan llamativos, en contraste con la coloración más camuflada de las hembras y el comportamiento algo más huidizo. Aunque la verdad es que se ve que están muy hechos al contacto humano, no tanto como para acercarnos a tocarlos, pero sí lo suficiente para no salir volando nada más vernos. He estado entretenido un buen rato mirándolos, viendo cómo se perseguían, cómo pegaban vuelos cortos, cómo iban y venían, como si estuvieran jugando. Igual es lo que estaban haciendo. Lo que me ha costado un poco más es hacerles la foto, no paraban quietos.

Este colorido que tienen es el llamado plumaje nupcial o de apareamiento, que presentan desde septiembre hasta principios del verano y que lo describo más abajo. El resto del tiempo tienen una coloración similar a la de las hembras, tal vez para mimetizarse mejor durante la época de crianza.

Me han recordado, no obstante son sus antepasados directos y de ellos provienen, a aquellas parejitas de patitos que año tras año comprábamos antes de irnos a pasar el verano en el pueblo, uno amarillo y otro negro. Claro que aquellos no llegaban a volar nunca, pero si le estropeaban el agua a las gallinas de los abuelos, que si ya se endemoniaban cada vez que nos veían llegar con ellos, no os cuento la de juramentos que nos caían cuando la liaban con los bebederos. Y es que daba igual ponerles una bañera con agua, allí donde había agua limpia, allí tenían que ir a meter el pico. Eso sí, listos no podían ser más, cuando por la tarde llegaba la hora de bajarlos al río, ya estaban preparados un rato antes. Sacarlos del agua para subir a casa ya era otra cosa, pero una vez conseguido, venían detrás como perricos. Recuerdo que algunos hasta bajaban y subían solos.

Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Anseriformes / Familia: Anatidae

Los machos pueden llegar a medir hasta 60 cm. de longitud, alcanzando una envergadura alar de 95 cm. y 1’5 Kg. de peso. Las hembras son más pequeñas que los machos.

El plumaje de la cabeza y cuello del macho es de color verde brillante con irisaciones, bajo los cuales presenta un estrecho collar blanco. El pecho es castaño, el dorso parduzco y el vientre gris. La parte trasera de color negro, resalta sobre los extremos blancos de las plumas rectrices (últimas plumas del ala). El pico es amarillo con la uña negra y las patas poseen una coloración anaranjada. En su coloración destacan, por un lado, las dos plumas negras y rizadas que presentan sobre la cola, y por otro, el espejuelo del centro de las alas, de una tonalidad azul violácea.

Las plumas de las hembras son de color moteado, en las que tan solo resalta en el centro de las alas el espejuelo azulado. El pico es más oscuro que el del macho, oscilando del naranja manchado al pardo negruzco. Los jóvenes muestran gran parecido con las hembras, aunque la tonalidad general es algo rojiza.

Se alimenta principalmente de plantas acuáticas, insectos, gusanos, moluscos, pequeños peces, hierba, brotes de plantas e incluso bellotas.

El periodo reproductivo comienza a partir del mes de febrero, teniendo lugar un cortejo a base de una compleja muestra de posturas, batir de alas, giros y sacudidas de la cabeza, estiramiento de la cola y golpeteo del agua con el pico, todo ello acompañado de silbidos y graznidos. Una vez formada la pareja, la hembra acondiciona un nido con ramitas, hierba, hojas y plumón; normalmente oculto cerca del agua, aunque a veces pueden localizarse en zonas alejadas, como resquicios de rocas, huecos de árboles o campos de cereal. En él, más o menos por el mes de abril, la hembra deposita hasta 13 huevos, cuya coloración varía entre verdosa, beis y azulada. La incubación dura unos 28 días después de la puesta del último huevo, tras la cual eclosionan a la vez los pollos cubiertos de un suave plumón oscuro con manchas amarillentas. Estos son capaces de nadar y bucear a las pocas horas de vida y desde ese momento siguen a su madre en busca de alimento, empezando a volar a los 2 meses.

Está distribuido por toda la península Ibérica donde es un ave muy común, aumentando la población en invierno con la llegada de los ejemplares migratorios procedentes del norte de Europa.

Scolopax rusticola (Linnaeus, 1758) – BECADA

Sólo he tenido la oportunidad de ver un ejemplar de esta singular y escurridiza especie. Recuerdo que fue hace muchos, pero que muchos años, en un bosque entre Soria y Almazán, una tarde que estaba recogiendo setas en compañía de un amigo. Mi ojo debía estar centrado en encontrar níscalos porque en un momento dado me habló muy bajo y me dijo que me acercara y mirara, señalando un punto en el suelo, pero yo no veía nada. Y así se lo dije, “no veo nada”. “Hay una becada”, me susurró, a la vez que volvía a señalar hacia el mismo sitio. Entonces la vi, camuflada entre la hojarasca. Fue una miaja de tiempo que tardó en levantar el vuelo cuando se acercó el perrito de mi amigo que también había sentido curiosidad. Me quedé alucinado por el mimetismo que tenía y porque a pesar de mi afición por todo lo relacionado con los animales y plantas desde edad muy temprana, en la vida había oído hablar de semejante pájaro. Me explicó que era un ave muy singular, que se valía de un pico muy largo para sacar las lombrices del suelo, que tenía un sistema digestivo muy simple sin estómago y alguna cosa más. Pues bien, mi cuñado Álvaro, a quien le agradezco la fotografía, ha tenido la oportunidad de obtener esta imagen, así que como sé la dificultad que hay para que esta especie sea uno de los “animales y plantas que me voy encontrando”, la voy a incorporar sin esperar más, aunque sea basada en un fugaz recuerdo.

Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Charadriiformes / Familia: Seolopacidae.

También se la conoce como chocha perdiz, sorda y gallinuela, entre otros nombres.

Mide 33-38 cm. de altura, pesa 258-365 g. y tiene una envergadura alar entre 55 y 65 cm. Cuando vuela presenta alas redondeadas.

Posee un largo pico, unas patas cortas y unos grandes ojos oscuros, colocados en una posición muy retardada en la cabeza, que le otorga un campo visual casi circular.

Su plumaje, que es igual en los machos y en las hembras, está dominado por tonos marrones y rojizos, presentado en el dorso un complejo diseño de punteados y manchas de diferente tonalidad. En el vientre los tonos son más cremosos con estrías transversales de color oscuro.

Es un ave reacia a volar que confía mucho en su virtud para camuflarse, pero que al sentirse amenazada emprende un vuelo errático y zigzagueante a baja altura entre los árboles.

Su hábitat es forestal, prefiriendo los bosques húmedos.

Se alimenta predominantemente de invertebrados que atrapa hundiendo su largo pico entre el fango y la hojarasca, el cual está dotado en su extremo de multitud de pequeños poros sensibles y numerosas terminaciones nerviosas. Se completa su dieta con semillas y hierbas.

En España se reproduce en la franja superior e islas Canarias. Durante el invierno su presencia se amplía a la casi totalidad del territorio, con la llegada de los ejemplares migratorios.

El macho durante el cortejo (en los anocheceres de los meses de marzo a junio), realiza vuelos cortos emitiendo un sonido ronco que finaliza con un reclamo chirriante. La hembra lo atrae al suelo, permaneciendo juntos durante 3 ó 4 días. Cada macho suele aparearse con unas cuatro hembras.

El nido se ubica directamente en el suelo, oculto entre la vegetación baja y la hojarasca, normalmente junto a un árbol o arbusto, y consiste en una suave depresión de unos 12-15 centímetros de diámetro y 2-5 centímetros de profundidad, revestida con hojas y hierbas secas, acículas de pino y algunas plumas. La puesta consta normalmente de cuatro huevos (varía de 2 a 5) de color beis o pardo rosado con motas pardas, los cuales son incubados por la hembra durante 21-24 días. Los pollos están cubiertos por un sedoso y críptico plumón. Al poco de nacer se desplazan con soltura por el suelo, obteniendo rápidamente la coloración de los adultos y desarrollándose por completo en unos 15-20 días.