Berberomeloe majalis – ESCARABAJO ACEITERO O ACEITERA COMÚN

El encabecamiento de esta entrada es cosa de mi buen amigo Borum. Para mi es un lujo y un privilegio que haya aceptado colaborar en el blog. Así que sin más, vamos con ella.

Tengo un amigo de esos que molan, de los de verdad, que tiene un blog de “bichos”, que te cuentan cosas de las que pasan delante de tus narices, pero que ni te das cuenta, porque a veces miramos mas allá, y no sabemos apreciar lo que tenemos delante. Dando un paseo con la familia por nuestra zona habitual de escapada como es la Carballeda olvidada (tan de moda ahora), vimos el animal que a continuación describiré.

Al poco de haberle podido fotografiar me dirigí a la mejor fuente de información que conozco, y no empieza por Goo, ni acaba por gle, al grano, Arturo, me dijo que el susodicho animal era un escarabajo aceitero, reconozco que lo había visto antes alguna vez más, pero no me había parado a observarle. Varias cosas captaron mi atención, la longitud de su abdomen era desproporcionada con la de su tórax, en el que se encuentran tres pares de patas que conseguían arrastrar el anteriormente mencionado voluminoso abdomen. Otra de las características es que la velocidad de desplazamiento era muy elevada, lo que hacía complicado obtener una instantánea.

El abdomen era la parte mas significativa y reveladora, de un negro azabache de tonos brillantes lo que destacaba eran unas franjas horizontales de color rojo (que en algún espécimen podría ser incluso de tonos anaranjados), desde pequeño mis mayores me decían que si algo en el campo veías de vivo color y que no se mimetizara con el resto del entorno, pusieras atención, porque esa tonalidad estaba ahí por algo.

Mirando un poco en internet me di cuenta que es un animal que, desde antaño, hace muchos siglos, los primeros pobladores de la Península ya utilizaron como remedio medicinal e incluso como veneno, ya que segrega un aceite que puede llegar a ser venenoso sobre todo para sus depredadores. Preguntando a los moradores de la zona me dijeron que conocían dicho animal y que la lo llamaban “Bacarruda” o “Vacarruda”, al igual que en otros lugares lo denominan “curita”.”

Fotografía Juan Carlos Borumburu.

Reino: Animalia / Filo: Arthropoda / Subfilo: Hexapoda / Clase: Insecta / Orden: Coleoptera / Suborden: Polyphaga / Infraorden: Cucujiformia / Superfamilia: Tenebrinoidea / Familia: Melioidae / Subfamilia: Meloinae / Tribu: Lyttini.

Nombre científico: Berberomeloe majalis (Linnaeus, 1758).

Estos coleópteros pueden llegar a medir más de 7 cm. de longitud, casi todos correspondientes a su desarrollado abdomen, en el cual destacan unas franjas transversales de tonalidad rojiza o anaranjada al final de cada segmento, siendo el resto del cuerpo completamente negro.

La cabeza y el tórax son pequeños en comparación con el abdomen. Al comienzo del mismo tienen unos pequeños élitros (alas endurecidas), careciendo de alas verdaderas.

Su actividad comienza con la primavera, dedicándose a labores reproductivas. Tras ellas, la hembra deposita cientos de huevos en un hueco que excava en la tierra a poca profundidad. Con el verano emergen las larvas, que tienen aspecto plano y alargado. Rápidamente buscan una planta en flor a la que trepan hasta alcanzar la flor.

Una vez en ella, esperan que llegue una abeja solitaria, a la cual, gracias a tres uñas que poseen en el extremo de cada pata, se agarran fuertemente para que las transporte hasta su nido. Allí devoran una pupa y ocupan su celda, continuando su alimentación con néctar y polen.

Tras esto se transforman en otra larva de aspecto rechoncho que continuará alimentándose de polen hasta alcanzar el tamaño adecuado. Entonces pupan y se transforman en el individuo adulto.

Los adultos se alimentan de materia vegetal y néctar de flores.

Un comportamiento curioso de esta especie es la denominada tanatosis. Cuando se sienten acosados se hacen los muertos para despistar a sus depredadores. Sin con esto no consiguen nada, entonces segregan cantadirina. Lo hacen en la unión de las patas con el abdomen y con esta sustancia debemos tener precaución porque es bastante irritante.

Está ampliamente distribuido por toda la península ibérica.

Pyrrhocoris apterus – CHINCHE DE LA MALVA ARBOREA

A este chinche lo he conocido toda la vida como zapatero, y tal vez sea uno de los primeros bichejos que recuerdo haber visto en mi vida. Quizás sea por lo común que es, o quizás por lo llamativo de sus colores rojo y negro, no sé, pero zapateros he visto siempre en todos lados.

La otra mañana en el huerto me sorprendió ver una gran aglomeración de ellos. La noche había sido fresca, pero la mañana prometía que iba a hacer un buen día, y de hecho, ellos estaban a la abrigada de una pared, donde ya daba el sol y se estaba muy bien. Vamos, que tontos no son.

Su visión no creáis que me hizo mucha ilusión. Tal cantidad de bichos en una huerta no puede ser cosa muy buena… En cualquier caso, como parece ser que son muy gregarios, me dedicaré a molestarlos lo máximo posible, a ver si se percatan que los estoy invitando a abandonar la zona y buscar un lugar más tranquilo. Lástima que no puedan volar, para que el procedimiento fuera más rápido, ya veremos…

Además parece ser que son muy sensibles a las temperaturas bajas y les gusta reunirse en refugios que los protejan. Así que no queda otra que dedicarme a tapar agujeros y eliminar todo tipo de artilugios que les puedan servir de protección. De momento hay margen de tiempo porque sólo deben atacar a los repollos y plantas similares.

Viéndolos ya de cerca en la fotografía, me ha llamado la atención sus ojos saltones, puestos ahí uno a cada lado de la cabeza. Siendo tan pequeños, cuando los miras no se aprecian, pero no sé, al verlos en la imagen ampliada, me han resultado curiosos.

Otra cosa que me ha resultado muy llamativa y que se aprecia en el vídeo, es lo diminutos que son los elitros, las alas endurecidas que protegen las alas verdaderas. Se aprecian en el vídeo, en un individuo que los tiene un poco separados, lo que nos explica lo pequeñas e inservibles que tienen que ser las alas escondidas bajo ellos. Normal que no puedan volar.

Reino: Animalia / Filo: Arthropoda / Subfilo: Hexapoda / Clase: Insecta / Orden: Hemiptera / Suborden: Heteroptera / Infraorden: Pentatomomorpha / Superfamilia: Lygaeoidea / Familia: Pyrrhocoridae.

Nombre científico: Pyrrhocoris apterus Linnaeus, 1758.

Nombres comunes: Zapatero, San Antonio, chinche roja.

Su coloración es roja con las características manchas negras que podéis ver. La cabeza, patas y antena son totalmente negras. En sus fases ninfales pueden faltar algunas de las manchas negras en el tórax. Sus alas son reducidas y no son funcionales.

Las hembras suelen ser algo más grandes que los machos, pudiendo llegar a alcanzar 1’2 cm. de longitud, mientras que los machos apenas pasan del centímetro.

Su ciclo biológico suele tener una duración de 2 a 3 meses. La etapa reproductiva comienza en la primavera y las cópulas pueden ser muy largas, pudiendo llegar a durar varios días. Los huevos eclosionan a la semana o semana y media.

Hasta llegar a convertirse en adultos las ninfas pasan por 5 estadios, mudando de piel al finalizar cada uno de ellos. Son muy sensibles a las condiciones climáticas y la duración de cada fase depende mucho de ellas.

Son animales sociables que se pueden ver en grandes grupos. En los estados larvarios las aglomeraciones pueden superar los varios cientos de individuos.

Su nombre es debido a que se alimentan de las semillas y la savia de las flores de las malvas, que absorben gracias a su boca succionadora, pero también son carroñeros y comen otros insectos, e incluso caníbales, porque tampoco desdeñan los cadáveres de sus congéneres, de hecho en el vídeo están aprovechando los restos de un compañero muerto. El problema para los productos de la huerta viene cuando escasean estas fuentes de alimento y comienzan a atacar coliflores, repollos y similares.

Por último reseñar que para el ser humano son completamente inofensivos.

Issoria lathonia – SOFIA

Una tarde de este pasado verano subí hasta el mirador de La Pedrizona. Está en pleno centro de la Sierra de la Culebra, dentro del término municipal de Ferreras de Abajo, en la provincia de Zamora. Es muy fácil llegar hasta él por un camino que sale de la localidad atravesando un puente sobre el arroyo Castrón, luego no hay más que girar a la izquierda, a pocos metros, en el primer camino que sale y seguirlo hasta el final.

El camino es completamente cuesta arriba y se puede subir perfectamente en turismo. Inicialmente discurre entre monte bajo, para en su mitad adentrarse en pinares procedentes de las masivas repoblaciones de mediados del siglo pasado. Afortunadamente quedan robles autóctonos abriéndose paso entre ellos. A quien no conozca la zona se la recomiendo, porque hay unas vistas espectaculares de la Sierra de la Culebra.

La cuestión es que a pocos metros de bajar del coche, me vi inmerso entre multitud de cientos de ejemplares de esta especie, revoloteando sin parar de cardo en cardo. Era un espectáculo maravilloso y daba la sensación de estar en mitad de una fiesta en la que no paran de caer confetis o papelitos del cielo. Casi no sé cómo describir la mágica sensación del momento, pero era como ser el protagonista de un cuento. Espero que con el pequeño vídeo que acompaño podáis haceros una idea.

Además las mariposas son preciosas, de esas que te llaman tanto la atención que casi no puedes dejar de mirarlas, y no eran nada asustadizas. Los colores blancos de la parte inferior de las alas son una de las coloraciones más bonitas de las que he podido disfrutar. Pude hacer una buena cantidad de fotografías y observarlas con total tranquilidad mientras libaban el néctar de los cardos. En resumen, uno de esos momentos que los aficionados a la naturaleza disfrutamos a más no poder.

Lo curioso es que a pesar de ser una mariposa muy común y que es muy fácil de observar en cualquier lugar, nunca había visto tal concentración, cosa que después de informarme, debe ser una conducta habitual en ellas. Se ve que gustan de las reuniones masivas, y si hay buena cantidad de alimento como era el caso, mejor que mejor, y mayor posibilidad de que se produzca una gran aglomeración.


Filo: Arthropoda – Subfilo: Hexapoda – Clase: Insecta – Orden: Lepidoptera – Superfamilia: Papilionoidea – Familia: Nymphalidae – Subfamilia: Heliconiinae.

Nombre científico: Issoria lathonia (Linnaeus, 1758).

Ambos géneros presentan la misma coloración, pero las hembras son más grandes que los machos, alcanzando los 5 centímetros, y tienen el abdomen más ancho y corto. El de los machos, evidentemente con fines reproductivos, es más estrecho y alargado.

La coloración de la parte superior de las alas es anaranjada con manchas negras. En la cara inferior hay que diferenciar las alas anteriores, que además de las manchas negras, presenta unos pequeños puntos blancos en la parte delantera, de las alas posteriores, donde predominan las manchas blancas. Todo ello también sobre el bonito fondo naranja.

Dependiendo de las condiciones climáticas, entre la primavera y el inicio del otoño pueden sacar hasta tres generaciones al año, aunque lo habitual son dos. Los huevos son de color crema y tienen forma cónica. Las puestas rondan los 100 huevos y son depositados individualmente.

Las orugas son de color negro con pequeños puntos blancos y manchas marrones. Poseen pelos espinosos de color pardo y en la parte central superior cuenta con una doble línea de color blanco. Sus plantas nutricias son violetas, pudiendo además alimentarse de zarzas y borraja.

Es curioso que pueda hibernar en cualquiera de las cuatro fases: huevo, oruga, crisálida o mariposa.

Se encuentra distribuida por la totalidad del territorio peninsular, teniendo además hábitos migratorios.

Hyles euphorbiae – ESFINGE DE LAS LECHETREZNAS

Dando un paseo una tarde de este pasado verano, entre las dunas del parque natural de las Dunas de Liencres, en Cantabria, me era imposible no quedarme mirando para unas llamativas orugas, que con un apetito insaciable, no paraban de comer plantas como si no hubiera un mañana.

Pero lo que más llamaba la atención no era su voracidad, que también, ya que como podéis ver en el vídeo parecen trituradoras. Lo que llevaba casi sin querer la vista hacia ellas era su tamaño y su bonito colorido. Algunas eran tan grandes como un dedo, y con esa variedad de colores, como comprenderéis, imposible mirar hacia otro lado.

Sin duda, es una de las orugas más bonitas que he visto. Amarillos, verdes, naranjas…, y destacando sobre ellos, negros con puntos blancos, como si avisara que acercarse a ella era un peligro, invitando a continuar viaje a posibles amenazas.

Lo que me hizo mucha gracia fue observar las huellas que dejaban sobre la arena en sus desplazamientos entre planta y planta. Era un doble surco de puntos, que como no hacía viento que los borrara, permitían ver con claridad el camino que habían seguido en su insaciable búsqueda de alimento.

Investigando más tarde, resulta que la planta que comían era Lechetrezna de las playas, cuyo nombre científico es Euphorbia paralia, de ahí que el nombre de esta oruga sea Hyles euphorbiae. Y aunque pueden comer otros tipos, esta y otras de su género, son sus plantas nutricias por excelencia. Se ve que no se mataron mucho a la hora de bautizarla.

A las orugas no es muy conveniente molestarlas porque pueden regurgitar el contenido del estómago, y como las lechetreznas de las que se alimentan tienen un alto contenido en un látex tóxico e irritante, además de tener que soportar el nauseabundo olor, pueden provocarnos alguna reacción urticante.

Y por último, contaros que de esta preciosa oruga, tras su paso por el estado de crisálida, sale una mariposa nocturna, lo que llamamos vulgarmente polilla, bastante bonita también. Este año no he conseguido fotografiarla, así que queda pendiente para la próxima temporada.

Filo: Arthropoda – Subfilo: Hexápoda – Clase: Insecta – Orden: Lepidoptera – Superfamilia: Bombycoidea – Familia: Sphingidae – Subfamilia: Macroglossinae – Tribu: Macroglossini.

Nombre científico: Hyles euphorbiae (Linnaneus, 1758).

Las orugas pueden llegar a medir hasta 8 cm. Cuando nacen son de color claro, con la cabeza y el cuerno posterior de color negro. Durante esta etapa son de hábitos nocturnos, empezando a tener actividad durante el día a medida que van adquiriendo la coloración de advertencia. Esta coloración de adulto puede ser muy variable.

Las mariposas son de hábitos nocturnos y se alimentan de néctar de flores. Sus vuelos suelen ser cortos y durante el día permanecen escondidas. Tienen aspecto triangular, en forma de punta de una flecha, pudiendo llegar a alcanzar una envergadura alar de 7 cm. Suelen tener una esperanza de vida de aproximadamente dos semanas.

Pueden sacar dos generaciones al año, una al final de la primavera y otra en verano. Después del apareamiento, que suele durar varias horas, las hembras ponen los huevos sobre los brotes tiernos de las plantas que sirven de alimento a las orugas. Estos huevos, que miden 1 milímetro y son de color verde azulado brillante, eclosionan a las dos semanas. Cuando la oruga llega a su tamaño máximo, se entierra bajo tierra, donde se transforma en crisálida, de la que saldrá la futura mariposa. La última generación del año pasa el invierno en forma de crisálida, hasta la llegada del final de la primavera.

Suelen vivir en terrenos secos con abundancia de estas plantas nutricias de las que se alimentan, siempre por debajo de los 2.000 metros de altitud.

Bombus terrestris lusitanicus – ABEJORRO COMUN

De pequeño me llamaba mucho la atención oír decir a todo el mundo que los abejorros eran unos vagos, y que eran la reina y las obreras las que trabajaban en la colmena. Y yo la verdad cuando los veía tan afanados de flor en flor, muchas veces con las patas llenas de polen, me hacía mil cábalas pensando en que todo el mundo estaba equivocado, porque yo los veía trabajar un montón.

Y la luz se hizo en algún momento que no puedo precisar, en el que descubrí que estos dulces abejorros nada tenían que ver con los zánganos de las colmenas, quienes sí eran los zampones a los que se refería la gente, que tenían por única misión fecundar a las reinas, para morir tras ello.

Pero claro, mi cabeza infantil se había ido del femenino abeja al masculino abejorro, como el macho de la gata era el gato o de la perra el perro; juntando ambas especies en un revoltijo que nada tenía que ver con la realidad.

Lo que ya descubrí con los años es que los abejorros también tenían, como nuestras abejas, hembras y machos, siendo las primeras las reinas y las obreras y los segundos, los zánganos tragones. Así que lo que veía cogiendo polen de flor en flor, era en definitiva, otra pobre y trabajadora obrera, pero en este caso, de abejorro común. Hay que añadir que a las reinas también se las puede ver trabajando afanosamente, porque cuando todavía no tienen fundada la colonia, de algo tienen que alimentarse.

El motivo de contaros esto es que como ellos anuncian su llegada con su potente zumbido, para más tarde mostrarnos su bonito colorido, que a mi particularmente me gusta bastante, es que cada vez que los oigo, no puedo evitar recordar aquellos líos que me traía en mi infantil cabeza y echar una sonrisa. Y hablando de zumbidos, esta forma de recolectar zumbando, es la única con la que se consigue polinizar algunas plantas, como por ejemplo los tomates.

Filo: Arthropoda – Subfilo: Hexápoda – Clase: Insecta – Orden: Hymenoptea – Suborden: Apocrita – Sección: Aculeata – Superfamilia: Apoidea/Antophila – Familia: Apidae – Subfamilia: Apinae.

Nombre científico: Bombus terrestris lusitanicus Krüger, 1956.

Las reinas miden aproximadamente 2’7 cm. y las obreras y los machos unos 2 cm. de longitud. Las dos primeras poseen aguijón, mientras que los zánganos carecen de él. A diferencia de las abejas, el aguijón de los abejorros no tiene arpones, motivo por el cual tras su utilización no queda agarrado y se desprende del cuerpo, pudiendo volver a ser utilizado nuevamente. La picadura causa efectos similares a la de la abeja común.

Tienen el cuerpo dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. La cabeza es de color negro, el tórax también pero con una banda amarilla en su parte central y el abdomen es igual que el tórax pero con el extremo de color blanco.

Tras aparearse las reinas fecundadas invernan en un agujero bajo tierra hasta la llegada de la primavera, momento en el cual busca un lugar para formar la colmena. Una vez encontrado, pone los primeros huevos de los que nacen las primeras obreras, incrementando entonces la puesta de huevos mientras que las obreras se dedican a las labores de cría y recolección. A medida que la colonia se va haciendo más grande también aumenta el tamaño de los abejorros, hasta que con la finalización del verano la reina muere y nacen nuevas reinas y machos que abandonan la colonia para aparearse, e iniciar nuevamente el proceso en la siguiente temporada.

Las colonias de abejorros no son muy numerosas, en su momento de mayor cantidad de miembros, no suelen superar las 200 unidades, aunque algunos investigadores citan algunas de 400.

Se alimenta del néctar y polen de las flores, siendo uno de los grandes polinizadores de nuestros árboles y plantas, no en vano, es una de las especies utilizadas comercialmente para este fin.

Y por último añadir que esta subespecie de abejorro es endémica de la península ibérica, aunque con los fines comerciales mencionados antes, muchos son los países que ya cuentan con su presencia.