Rhinechis scalaris – CULEBRA DE ESCALERA

Dicen que quien tiene un amigo, tiene un tesoro y que gran verdad es. Incluso a veces tenemos amigos que cual ángeles de la guarda los tenemos ahí sin saberlo. Y así es el caso de esta culebra, que aunque somos propensos a que estos reptiles a primera vista nos causen repulsa, no somos conscientes de la gran cantidad de beneficios que desinteresadamente nos otorgan.

Además no son venenosas y su mordisco sería inofensivo aunque llegara a producirse, no son muchos los dientes que tienen. En conclusión poco o ninguno es el miedo que debieran producirnos. Pero claro quién es el valiente que al verlas no piensa en una víbora, el miedo es libre. En cualquier caso cuando son atrapados bufan, intentan morder y segregan por la cloaca un líquido viscoso maloliente, igual que si fueran niños en mitad de una rabieta, la cosa no va a más. Por cierto, cuando nos detectan tienden a desaparecer como alma que lleva el diablo.

Digo lo de los amigos porque tenerlas cerca es un seguro ahuyentador de roedores y así nos evitamos ver los sacos de grano agujereados, el césped lleno de autopistas y otros desastres que nos preparan los ratoncillos. De que deambulaban por las inmediaciones del huerto y el gallinero ya tenía constancia, al haber divisado varios ejemplares en otras ocasiones, lo que no he visto en todo este tiempo es ningún ratón, ni ningún saco de grano estropeado.

Este ejemplar de la fotografía es un individuo joven, casi con toda seguridad del año anterior. El pobre tuvo la desgracia de encontrarse con algún depredador que lo mató y abandonado lo dejo. Mucho me temo que un gato grande y gordo que a veces me observa trabajar, de esa forma que miran ellos como si no te estuvieran mirando, la vio también a ella y estuvo un rato divirtiéndose a su costa. Esta entrada se la dedico a Juan y Lourdes, porque ellos la encontraron ya muerta a la pobre, me avisaron y por otras muchas cosas.

Nombre científico: Rhinechis scalaris (Schinz, 1822). Antigua nominación la ubicaba en el género Zamenis.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Clase: Sauropsida / Orden: Squamata / Suborden: Serpentes / Familia: Colubridae / Género: Rhinechis

Esta especie supera el metro y medio de longitud, siendo las hembras algo más grandes que los machos. El ejemplar más largo que se ha observado medía 1 metro y 65 cm. Su peso suele rondar los 250 gramos.

Tiene una cola corta, normalmente incompleta, fruto de sus encuentros con los depredadores, y la cabeza pequeña, aplanada y con hocico puntiagudo. Cuerpo grueso. Los machos suelen tener la cabeza más ancha que las hembras y una cola más larga.

El color del fondo es grisáceo con manchas dorsales en escalera en los ejemplares juveniles y amarillento con dos líneas longitudinales a cada lado en los adultos.

Se alimenta exclusivamente de pequeños vertebrados y es una grandísima escaladora, por lo que en su dieta también están incluidos los huevos y pollos de los nidos, así como pequeñas aves.

La cópula tiene lugar al principio de la primavera, realizando una puesta inferior a 15 huevos al final de la misma, eclosionando éstos en el mes de octubre. Para la puesta utilizan agujeros bajo piedras o rocas, huras de conejos o similares, siempre situados en lugares húmedos y soleados. Si la tierra está suelta la hembra puede excavar ella misma la madriguera. Suelen permanecer en sus cercanías protegiéndola.

Su actividad comienza al crepúsculo, continuando a lo largo de la noche. Tal vez sea este el motivo por el que no es muy frecuente avistarla.

En zonas frías hibernan y en las cálidas puede detectarse su presencia en invierno, sin embargo cuando las temperaturas son muy elevadas, tienden a aletargarse.

Está presente en toda la península ibérica a excepción de la franja norte cantábrica y las provincias del norte de Castilla y León, dónde sólo se detecta en las cercanías de los cursos fluviales.

Sciurus vulgaris – ARDILLA ROJA

Si la traviesa Campanilla amiga del mágico Peter Pan tuviera que tomar la forma de algún mamífero terrestre, no se me ocurre ninguno más indicado que este pequeño y entrañable diablillo. Y es que al igual que ella, corren, saltan, suben, bajan, incluso parece que vuelan, vamos, un terrible no parar, y si estás debajo de un pino, pues hasta te puede caer en la cabeza un trozo de piña o lo que hayan dejado de ella.

A pesar de todo, verlas tan esponjosas causa mucha ternura. Y si le añades ese aspecto algodonado, esa cola vivaracha, ese penacho de pelo que le sale junto a las orejas, ese corretear ondulado cuando están en el suelo… Unos soles, como nuestras entrañables amigas Chip y Chop, de aquellos dibujos animados de Disney que me amenizaron la infancia.

Muchas fueron las que vi durante mi etapa viviendo en Soria, y en libertad la verdad es que sólo recuerdo haberlas visto allí. Incluso en el parque de la ciudad, La Alameda de Cervantes, vulgarmente conocido como La Dehesa, había varias instaladas permanentemente, pero no de la manera que ahora os contaré.

No tenía pensado escribir esta entrada, pero un viaje a Soria de mi hija mayor Andrea, a quien le dedico esta entrada, ha desencadenado los acontecimientos. Ella no había vuelto por allí desde que nos trasladamos a vivir a Zamora y regresó muy contenta, exultante más bien diría yo. Mira que hay cosas interesantes y bonitas que ver en esta ciudad, pero lo que la había vuelto medio loca fue visitar el parque donde jugaba de niña, y ver que había un montón de ardillitas que te comían de la mano y a las que podías tocar sin temor. Se ve que durante todos estos años se han ido sociabilizando con el contacto humano y la comida fácil.

Como podréis comprender, fotos y vídeos que me trajo, y no me queda otra. El blog lo subtitulo animales y plantas que me voy encontrando, pero quién le puede negar algo a un hijo, máxime cuando es relacionado con esta afición por los animalillos. Concluyendo, el resultado es que la nueva entrada indirectamente la ha elegido ella, y yo contento. ¡A todos nos gusta que sigan nuestros pasos!

Nombre científico: Sciurus vulgaris Linnaeus, 1758 – ARDILLA ROJA

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Infrafilo: Gnathostom / Clase: Mammalia / Orden: Rodentia / Suborden: Sciurognathi / Superfamilia: Sciuroidea / Familia: Sciuridae / Subfamilia: Sciurinae.

Incluyendo su larga cola miden menos de 50 cm. y pueden llegar a pesar medio kilo. El pelaje en el dorso es rojizo pardusco o negruzco y blanco en la parte del vientre. Durante el invierno presentan junto a las orejas unos largos penachos. No hay diferencia entre machos y hembras, y los jóvenes sólo se reconocen por tener la cola menos tupida.

Es un animal plantígrado (que apoya en el suelo las plantas de las manos y los pies al caminar), que presenta cuadro dedos en las extremidades superiores y cinco en las inferiores, todos provistos de unas largas uñas curvas. Las traseras son bastante más largas que las delanteras.

Alcanzan la madurez sexual al año de edad, durando la gestación entre 36 y 42 días, tras los cuales suelen tener de 3 a 5 crías. Estas permanecen en el nido un mes y medio, independizándose a las nueve semanas de vida. Las hembras adultas tienen dos camadas al año, la primera en la primavera y la segunda en el verano, mientras que las hembras primerizas sólo tienen una. El cortejo sexual es muy simple, limitándose los machos a perseguir a las hembras en celo hasta que se produce el apareamiento, el cual es realizado por los más dominantes, desentendiéndose de toda actividad relacionada con la crianza tras la cópula.

Se alimenta de todo tipo de frutos y semillas, sintiendo predilección por los piñones, consumiendo también brotes de ramas, hongos, larvas de insectos y caracoles, y en épocas de escasez de alimentos, recurren a huevos, polluelos e incluso insectos.

De costumbres solitarias y diurnas, activo durante todo el año, disminuye la actividad hacia el mediodía para descansar en nidos redondeados que construye en las copas de los árboles o aprovechando los huecos de los troncos. De todos es bien conocida su actividad previsora, recolectando y guardando alimento para épocas de escasez.

Está presente en todo tipo de arbolado en la mitad superior norte de la península ibérica, encontrándose en la franja mediterránea más restringido su hábitat a zonas de pinares, siempre por debajo de los 2.000 metros de altitud.

Contamos con cuatro subespecies dependiendo de su zona de distribución: alpinus, numantius, infuscatus y segurae. Esta de la fotografía tiene que ser numantina sí o sí.

Merendera montana – MERENDERA

Cuentan que en la antigüedad para separar el grano de la paja se trillaba el cereal. Para ello se segaba la hierba de una porción de pradera y luego con unos trillos, que eran una especie de trineos grandes de madera tirados por caballos, yeguas, burros, burras, vacas, bueyes, mulas o mulos, y que en su parte inferior tenían incrustados infinidad de trozos de piedra con filo, se daba vueltas en círculo por ese trozo hasta que no quedaba nada de hierba. Luego se barría todo bien y se esparcía el cereal encima y otra vez a dar vueltas con los trillos por encima hasta que la paja estaba bien triturada, dándole vueltas o removiendo entre medias para que las pajas largas subieran para arriba, juntando en montones lo trillado (parvas creo que se llamaban), y otras varias faenas que la actividad tenía… Tras esto se esperaba a que hubiera días de aire y arrojando la paja hacia arriba, el grano más pesado caía al suelo y la paja impulsada por el viento era desplazada a cierta distancia, quedando ambos separados. Y así una jornada tras otra hasta que se acababa con toda la cosecha.

Pues para bien o para mal, yo fui uno de aquellos afortunados o desgraciados que tuve que pasar una buena parte de los veranos haciendo estas faenas. Recordándolo desde la distancia, se siente hasta nostalgia, pero de niño aquellas interminables jornadas veraniegas eran un castigo divino. De hecho, recuerdo que me escapaba a la menor oportunidad que surgía.

A lo que iba que me pierdo divagando y seguramente os estéis preguntando que tienen que ver estas cosas con una flor. Cuando terminaba toda la trilla quedaban las praderas llenas de numerosos círculos amarillentos, pulidos y suaves por el efecto continuado de la trilla, y es ahí donde recuerdo que a los pocos días se veían innumerables cantidades de estas bellas flores.

Y de ahí el hecho de contaros esta historia, porque aunque su presencia en mi pueblo era habitual en infinidad de praderas de diversos lugares, tras la trilla siempre aparecían en grandes cantidades y no hacía falta que lloviera. Cosa que me llamó siempre mucho la atención y al haber visto un ejemplar, inevitablemente su visión me ha traído estos recuerdos.

Reino: Plantae / División: Magnoliophyta / Clase: Liliopsida / Orden: Liliales / Familia: Liliaceae.

Nombre científico: Merendera montana (Loefl. ex L.) Lange / Colchicum montanum.

También se la conoce como quitameriendas o levantameriendas, al estar su nombre asociado con su aparición cuando empezaban a acortar los días, impidiendo la realización de las meriendas campestres tras las labores agrícolas. En zonas de montaña, espantapastores, en relación con el abandono de los pastos veraniegos por la llegada del invierno. Mataperros, por su toxicidad…

Es una planta perenne provista de un bulbo negruzco de unos 2 x 2’5 cm, del que surgen las hojas y las flores.

Las hojas son alargadas, llegando a medir 20 cm., salen después de las flores y se mantienen verdes hasta la primavera.

Las flores son solitarias, una por planta, aunque a veces aparecen dos. Consta de 6 pétalos en forma de estrella, de color rosado malva y de aproximadamente 3 cm. de longitud. En el centro posee 6 estambres de color amarillo de un centímetro de largo.

Florece en los meses veraniegos y principio del otoño, aunque algunas como podéis ver, se adelantan.

A tener en cuenta es importante saber que es tóxica y contiene alcaloides (colchicina) para evitar ser comida por los herbívoros, especialmente las hojas. Actualmente también es utilizada con fines farmacéuticos.

Es una planta endémica de la península ibérica y sur de Francia, pudiéndosela ver hasta los 2.500 m. de altitud. En el litoral mediterráneo está menos presente.

Pararge aegeria – MARIPOSA DE LOS MUROS

Muchas son las mariposas de esta especie que estoy viendo durante los últimos días, cosa que no es nada extraña ya que es una de las mariposas diurnas más comunes que tenemos, pero una mañana de la semana pasada me llamó mucho la atención el comportamiento de un grupito de ellas que vi en un parque.

Apenas eran una decena y mientras que unas se posaban en el suelo, encima de algún palo, piedra o planta, siempre mirando hacia el oeste, de espaldas a la salida del sol, o de cara a su puesta, según se mire, otras iban y venían. Cuando alguna pasaba volando cerca de otra que estuviera posada, esta elevaba el vuelo y hacían un breve revoloteo juntas, siguiendo cada una por su lado.

Después de investigar he llegado a saber que el misterio era debido al juego amoroso que se traían entre manos. Los machos, como el de la fotografía, que son muy territoriales, estaban esperando el paso de las hembras y cuando se acercaba otro macho, elevaban el vuelo para expulsarlo de las proximidades de su posadero habitual. Debía haber escasez de hembras porque no detecté más que escarceos entre machos, o también puede ser que las hembras no estuvieran dispuestas y al percatarse, los machos desistieran de insistir para nada.

De lo que no he podido encontrar información es del por qué de colocarse siempre en esa posición. Y es que siempre se orientaban de la misma manera, ya que una vez que se posaban, si no lo hacían mirando hacia el oeste, siempre se movían para colocarse hacia allí. Si algún día llego a saber el motivo de este comportamiento, os lo haré saber.

Posiblemente no sea una mariposa muy llamativa en cuanto a su colorido, ni de las más bonitas, pero a mí me parece que tiene su encanto. Además, me hicieron pasar un buen rato viendo sus conflictos territoriales e intentado hacerles fotos mientras estaban posadas, cosa que no fue muy difícil ya que no se mostraban muy desconfiadas y siempre tenían las alas abiertas. Pendiente queda también encontrar crisálidas y orugas para incorporar las fotografías a esta entrada, pero tiempo al tiempo…

Filo: Arthropoda / Subfilo: Hexápoda / Clase: Insecta / Superfamilia: Papilionoidea / Familia: Nymphalidae / Subfamilia: Satyrinae.

Nombre científico: Pararge aegeria (Linnaeus, 1578).

También se la conoce como maculada.

Puede llegar a tener una envergadura de algo más de 4 cm. Los machos, como el de la fotografía, presentan en las alas anteriores tres venas con unas escamas que forman suaves protuberancias, cuya finalidad es emitir feromonas para atraer a las hembras.

Tienen una coloración reticulada con diversos tonos aleonados, presentando un ocelo con el centro blanco en las alas anteriores y tres o cuatro en las posteriores. Las hembras suelen tener mayor tamaño y son más claras.

Se la puede observar entre los meses de febrero y noviembre y saca varias generaciones al año.

Realizan la puesta de huevos en la parte inferior de las hojas de sus plantas nutricias, siempre de uno en uno y tardan unos 10 días en eclosionar.

Las orugas son verde amarillentas con una raya media dorsal verde oscura, líneas longitudinales amarillas, cabeza verde azulada y dos apéndices en la parte trasera de color blanco rosado.

Las crisálidas son de color verde o marrón claro con puntos amarillos y pueden eclosionar a los 15 días.

Las orugas se alimentan de plantas gramíneas, mientras que las mariposas liban néctar de las flores, especialmente de zarzas, y sales minerales del suelo o incluso de excrementos.

Puede invernar como oruga, crisálida o adulto y no es raro verlas volar en los días invernales de buen tiempo.

Se distribuye por toda la península ibérica, en altitudes inferiores a 2.000 metros.

Gryllotalpa gryllotalpa – GRILLOTOPO

Mucho había oído hablar de este insecto, aunque nunca había tenido la oportunidad de verlo. La suerte me vino el otro día cuando tras acabar las tareas en la finca, ya anocheciendo, encendí las luces del coche para regresar a casa. Entonces, a poca distancia, observé en el suelo algo que se movía y con la curiosidad esta innata que parece que tengo, pues no me quedó más remedio que bajar a ver que era.

De primeras pensé en una chicharra gigante, pero al mirar con más detenimiento ya pude comprobar que se asemejaba más a un grillo gigante, y es que tiene un buen tamaño, como el ancho de la palma de una mano para que os hagáis una idea.

No recuerdo que en mi pueblo haya estos bichos, y si los hay nunca los había visto. De ahí que fuera la primera vez que coincidía con un ejemplar. Sin embargo aquí en Zamora, hablando con otros amigos que también tienen huertas, cada vez que alguien mencionaba que le habían cortado cebollas, tomates o cualquier otra planta, este bichejo era siempre el culpable. Aun así, yo en la mía nunca había visto ninguno, ni tampoco encontré galerías de las que excavan.

La verdad es que el pobre no es muy agradable de ver, incluso mete algo de miedo siendo tan grande. No sé que estaría haciendo en mitad de un camino de concentración, ya que parece ser que prefieren los terrenos blandos, arenosos y húmedos. Imagino que cambiando de lugar de residencia, la cosa es que ahí lo dejé, con la esperanza que no acabara eligiendo mi huerta.

Aunque después de haberme informado sobre él, es cierto que causa bastantes daños en los cultivos, pero también es cierto que come una gran cantidad de insectos nocivos. Así que su presencia es un dilema, que la naturaleza siga su curso y si vienen, bienvenidos sean.

Nombre científico: Gryllotalpa gryllotalpa (Linnaeus, 1758).

Filo: Arthropoda /Subfilo: Hexápoda /Clase: Insecta / Orden: Orthoptera / Suborden: Ensífera / Superfamilia: Grylloidea / Familia: Gryllotalpidae.

También se le conoce como alacrán cebollero.

De aspecto robusto, puede medir hasta 5 cm. y tiene unas fuertes patas delanteras que le permiten excavar galerías en el suelo húmedo, donde vive habitualmente. Algunas de ellas llegan a alcanzar el metro de profundidad.

No hay diferencias entre machos y hembras, es de color marrón, con variedades entre el rojizo y el grisáceo, y su aspecto es aterciopelado, estando recubierto de una capa de finísimos pelos que le permiten repeler la humedad. Sus ojos son pequeños, las antenas muy cortas y de su abdomen salen dos grandes y puntiagudos cercos. Las alas anteriores son cortas y visibles, mientras que las posteriores son alargadas y están protegidas bajo los élitros (alas endurecidas a modo cascarón que poseen en el tórax y no son útiles para volar).

Sus hábitos son nocturnos, por lo que su observación no es fácil al ser raro que abandone sus galerías, aunque a veces lo hace y parece ser que únicamente con fines reproductores. Su vuelo es muy torpe y sólo poseen alas los ejemplares adultos.

Se alimenta de insectos, larvas de insectos, gusanos y raíces.

En las noches veraniegas los machos emiten un canto regular a la entrada de las galerías con el fin de atraer a las hembras.

Las hembras durante la primavera y el verano realizan puestas de hasta 250 huevos en una de las múltiples cámaras que tienen. Estos son atendidos por ellas hasta que eclosionan a las tres o cuatro semanas. Las larvas tienen cuatro mudas en esta etapa de su vida. Durante su primer año lo hacen dos veces antes de que llegue el invierno y comience su estado de hibernación. Cuando llega la primavera se reactivan y completan las dos siguientes hasta su transformación en estado adulto. A veces, si las condiciones no son favorables, su transformación en adultos se puede posponer hasta su tercer año.