Turdus merula – MIRLO COMUN

Habitual de casi cualquier zona a lo largo de la superficie peninsular, especialmente si son zonas frondosas y húmedas, a este ejemplar lo fotografié en un parque urbano después de interrumpir su búsqueda de comida entre la hojarasca. Al acercarnos levantó el vuelo emitiendo unos cánticos muy alborotados y volvió a posarse, momento que aproveché para tomar la imagen.

Según mi modo de ver, son unos pájaros de lo más trabajadores y activos que hay. Incluso en invierno, desde primera hora de la mañana y hasta bien entrada la noche, no paran de recorrer el suelo busca que te busca.

Además, una de las cosas que igual mucha gente no sabe, es que se trata de una gran ave cantora. No es nada extraño que todavía no haya llegado la primavera y en plena noche se pueda escuchar su fuerte, variada y melódica sinfonía. Tengo que reconocer que en las salidas nocturnas con mi perrete por el parque que tengo al lado de casa, muchas han sido las veces que me he quedado parado disfrutando de su elegante sonido.

Un detalle importante que no quiero dejar pasar sin comentaros para que podáis distinguirlo de otros túrdidos similares, es que el mirlo nunca camina, siempre lo veréis avanzar dando saltos con las dos patas a la vez. Sumándole que su cola es bastante más larga que la de sus congéneres, no resulta difícil identificarlo.

Y antes de acabar, aprovecho para echar la vista atrás hacia la niñez y recordar el montón de veces que rescaté polluelos del arroyo de mi pueblo. Como solían criar en zonas húmedas, a no mucha altura del suelo, era muy fácil ver sus nidos en los árboles junto al riachuelo. Si a eso le unías la precocidad que tienen en abandonar el nido, a nada que se asustaban salían volando en todas direcciones y muchos de ellos caían al agua. Pues nada, zapatillas fuera y al rescate en medio del alboroto originado por el griterío de sus padres, que no paraba ni cuando se los devolvías, y continuaba hasta que te alejabas un buen trecho.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Subfilo: Vertebrata / Clase: Aves / Orden: Passeriformes / Familia: Turdidae.

Nombre científico: Turdus merula Linnaeus, 1758.

Puede llegar a medir 25 cm., alcanzar una envergadura alar de 39 cm. y pesar unos 125 gramos.

Los machos son de color negro, con el pico y el anillo ocular amarillo, mientras que las hembras son de color pardo, más claro en las partes inferiores y con el pico y anillo ocular un poco más claro que el de los machos. Los ejemplares jóvenes presentan una coloración moteada.

El periodo reproductivo comienza con la primavera. Para ello buscan un árbol o arbusto, donde la hembra construye un consistente nido en forma de cuenco con hierbas, hojas, musgos y barro. En él deposita hasta 6 huevos que son incubados predominantemente por ella durante 13 días. Los huevos son de color azulado con machas pardas o rojizas.

A las 2 semanas los polluelos ya pueden volar, momento en el que suelen abandonar el nido, aunque son alimentados por ambos progenitores aproximadamente durante tres semanas más. Una vez independizados, los padres se ponen a criar otra vez, sacando varias polladas más durante el año. Durante esta etapa son muy territoriales, no tolerando la presencia de otros ejemplares de su misma especie, lo que a veces ocasiona fuertes peleas.

Alcanzan la madurez sexual al año de edad. A partir de entonces los machos buscarán un territorio propio no ocupado por otro mirlo, desde el que con sus cantos atraer la atención de una hembra.

Se alimenta de insectos, lombrices, frutos, bayas y semillas.

Durante el invierno el número de la población residente se ve incrementado con la llegada de los ejemplares que migran desde el norte de Europa.

Pyrrhocoris apterus – CHINCHE DE LA MALVA ARBOREA

A este chinche lo he conocido toda la vida como zapatero, y tal vez sea uno de los primeros bichejos que recuerdo haber visto en mi vida. Quizás sea por lo común que es, o quizás por lo llamativo de sus colores rojo y negro, no sé, pero zapateros he visto siempre en todos lados.

La otra mañana en el huerto me sorprendió ver una gran aglomeración de ellos. La noche había sido fresca, pero la mañana prometía que iba a hacer un buen día, y de hecho, ellos estaban a la abrigada de una pared, donde ya daba el sol y se estaba muy bien. Vamos, que tontos no son.

Su visión no creáis que me hizo mucha ilusión. Tal cantidad de bichos en una huerta no puede ser cosa muy buena… En cualquier caso, como parece ser que son muy gregarios, me dedicaré a molestarlos lo máximo posible, a ver si se percatan que los estoy invitando a abandonar la zona y buscar un lugar más tranquilo. Lástima que no puedan volar, para que el procedimiento fuera más rápido, ya veremos…

Además parece ser que son muy sensibles a las temperaturas bajas y les gusta reunirse en refugios que los protejan. Así que no queda otra que dedicarme a tapar agujeros y eliminar todo tipo de artilugios que les puedan servir de protección. De momento hay margen de tiempo porque sólo deben atacar a los repollos y plantas similares.

Viéndolos ya de cerca en la fotografía, me ha llamado la atención sus ojos saltones, puestos ahí uno a cada lado de la cabeza. Siendo tan pequeños, cuando los miras no se aprecian, pero no sé, al verlos en la imagen ampliada, me han resultado curiosos.

Otra cosa que me ha resultado muy llamativa y que se aprecia en el vídeo, es lo diminutos que son los elitros, las alas endurecidas que protegen las alas verdaderas. Se aprecian en el vídeo, en un individuo que los tiene un poco separados, lo que nos explica lo pequeñas e inservibles que tienen que ser las alas escondidas bajo ellos. Normal que no puedan volar.

Reino: Animalia / Filo: Arthropoda / Subfilo: Hexapoda / Clase: Insecta / Orden: Hemiptera / Suborden: Heteroptera / Infraorden: Pentatomomorpha / Superfamilia: Lygaeoidea / Familia: Pyrrhocoridae.

Nombre científico: Pyrrhocoris apterus Linnaeus, 1758.

Nombres comunes: Zapatero, San Antonio, chinche roja.

Su coloración es roja con las características manchas negras que podéis ver. La cabeza, patas y antena son totalmente negras. En sus fases ninfales pueden faltar algunas de las manchas negras en el tórax. Sus alas son reducidas y no son funcionales.

Las hembras suelen ser algo más grandes que los machos, pudiendo llegar a alcanzar 1’2 cm. de longitud, mientras que los machos apenas pasan del centímetro.

Su ciclo biológico suele tener una duración de 2 a 3 meses. La etapa reproductiva comienza en la primavera y las cópulas pueden ser muy largas, pudiendo llegar a durar varios días. Los huevos eclosionan a la semana o semana y media.

Hasta llegar a convertirse en adultos las ninfas pasan por 5 estadios, mudando de piel al finalizar cada uno de ellos. Son muy sensibles a las condiciones climáticas y la duración de cada fase depende mucho de ellas.

Son animales sociables que se pueden ver en grandes grupos. En los estados larvarios las aglomeraciones pueden superar los varios cientos de individuos.

Su nombre es debido a que se alimentan de las semillas y la savia de las flores de las malvas, que absorben gracias a su boca succionadora, pero también son carroñeros y comen otros insectos, e incluso caníbales, porque tampoco desdeñan los cadáveres de sus congéneres, de hecho en el vídeo están aprovechando los restos de un compañero muerto. El problema para los productos de la huerta viene cuando escasean estas fuentes de alimento y comienzan a atacar coliflores, repollos y similares.

Por último reseñar que para el ser humano son completamente inofensivos.

Cornu aspersum – CARACOL COMUN

Toda la vida cantando eso de caracol-col-col, saca los cuernos al sol, que tu madre y tu padre ya los sacó…, y es precisamente ahora en la madurez, cuando me da por preguntarme qué sentido tiene la canción, si precisamente a los caracoles lo que les gusta es la lluvia y no el sol.

Quiero imaginar que el cántico se refiera a esas tormentas estivales, en las que tras un tremendo chaparrón, aparece el sol con fuerza, a la vez que los caracoles salen de sus escondites al sentir la humedad. Sí, eso tendrá que ser…

Este de la fotografía, sin ir más lejos, no sólo no salió al sol, si no que ya había anochecido. Y aunque hacía fresquete, había llovido bastante durante todo el día, pensaría por tanto que era un buen momento para interrumpir el descanso invernal y recargar energías con la vegetación fresca.

Coger caracoles era uno de mis habituales quehaceres infantiles. Los metía en una caja de cartón y les daba lechuga. A veces la comían y a veces no le hacían ni caso, pero lo que siempre zampaban era el cartón de la caja. ¡Qué extraña era la cosa! Inexplicable para la mente de un niño. ¿Cómo era posible que teniendo lechuga fresca prefirieran comer cartón seco? El problema se solucionó, evidentemente, cambiando las cajas de cartón por botes de plástico o de cristal.

Pero recuerdo con alegría un día triunfal, en el que una querida prima mía, también aficionada a los bichejos, puso fin a todos los problemas alimenticios de mis caracoles. Descubrió un alimento infalible, al que no se podían resistir, y cuando me lo dijo y lo comprobé, no daba crédito a lo que veía. Aquellas mandíbulas abriéndose y cerrando sin parar, tragando todo el pan humedecido que podían. Para mi, en aquéllos momentos, fue uno de los grandes descubrimientos de la humanidad. ¿Quién hubiera imaginado en aquellos momentos que se alimentan de toda la materia en putrefacción que pillan?

La verdad es que cuando uno se acordaba, era un buen entretenimiento coger el bote de los caracoles. Sacarlos y mojarlos abundantemente con agua mientras se tatareaba incansablemente la habitual canción, hasta que salían y se podían echar carreras con ellos. Carreras muy complicadas, porque o nunca seguían el camino recto o se escondían, lo que hacía tener que guardarlos y buscar otra diversión. Imagino que para deleite de los pobres animalillos.

Reino: Animalia / Filo: Mollusca / Clase: Gastropoda / Subclase: Pulmonata / Superorden: Heterobranchia / Orden: Stylommatophora / Suborden: Sigmurethra / Superfamilia: Helicoidea / Familia: Helicidae.

Nombre científico: Cornu aspersum (O. F. Müller, 1774).

Están dotados de una concha en espiral formada por carbonato cálcico que puede alcanzar los 4 cm. de altura. De color marrón amarillento, presenta manchas con tonalidad más oscuras de gran variedad.

En la cabeza le salen cuatro tentáculos, estando los ojos al final de los dos superiores, que son más largos. Los inferiores tienen funciones táctiles. Tanto unos como otros son retráctiles. En la boca tiene una especie de lima, a modo de dientes, con la que raspa el alimento.

Para desplazarse segregan un mucus que reduce la fricción y facilita el movimiento. Cuando se encierran en la concha también segregan otra mucosidad que se endurece con facilidad, cerrando el habitáculo.

Son hermafroditas, por tanto están dotados de órganos reproductores masculinos y femeninos, pero necesitan de otro individuo para reproducirse y fecundarse mutuamente. Unos días después del apareamiento harán un agujero en la tierra de unos 4 cm. de profundidad, donde depositarán hasta 100 huevos, de los que a las tres semanas saldrán unos pequeños caracoles traslúcidos.

Suelen invernar y durante los períodos de sequía también pueden reducir la actividad.

Columba palumbus – PALOMA TORCAZ

Con sus revuelos y estruendos mañaneros no me hace falta tener un gallo cerca para despertarme a una hora temprana. ¡Que ruidosas son! Es lo que tiene vivir al lado de un parque. Y es que aunque lo de torcaz suene a salvaje, esta paloma está completamente adaptada a los ambientes urbanos. Doy fe.

A esta la fotografié este pasado verano, junto al nido, en el que se veía asomar levemente la cabeza de un polluelo. Mientras los árboles tienen hojas es habitual su presencia, y varias son las parejas que crían en la zona. Con la llegada del otoño, a medida que van perdiendo la cubierta vegetal, dejan de verse con tanta frecuencia. Lógico es que busquen alguna zona más protegida para soportar la dureza invernal.

Me acuerdo que de adolescente crié un pichón dándole de comer trigo humedecido. Salió muy bien adelante y estuvo con nosotros todo el verano hasta que casi lo obligamos a abandonarnos.

En una de las muchas excursiones campestres veraniegas, buscando sombra bajo una encina, encontramos una cría tirada en el suelo. Estaba muy delgada y no tenía muy buena pinta. Justo encima había un nido y no fue difícil llegar hasta él. En el nido había otro pollo y allí dejamos al malherido, creyendo que habíamos hecho la buena obra del día. La verdad es que marchamos satisfechos.

Al día siguiente o a los dos días, no recuerdo bien, volvimos al lugar. Como no se veían las palomas, a mirar el nido que tocaba. Descubrimos que el que se había caído estaba muerto y el otro estaba como somnoliento y aturdido. Rápidamente dedujimos que o los padres los habían abandonado o los habrían matado y para casa que nos llevamos al superviviente.

Estaba muerto de hambre el pobre y respondió muy bien a los cuidados. Al principio hubo que abrirle el pico para meterle los granos, pero poco a poco espabiló que daba gusto, hasta que se hizo adulto. Se hizo doméstico del todo y no se iba. Volaba hasta los tejados cercanos, pero nunca marchó más lejos. Al final del verano lo llevamos lejos del pueblo y entonces a la vista de otras palomas, sí emprendió el vuelo y esta vez ya no regresó.

Reino: Animalia / Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Columbiformes / Familia: Columbidae.

Nombre científico: Columba palumbus Linnaeus, 1758.

Puede llegar a tener una longitud desde la cabeza a la cola de 42 centímetros, una envergadura alar de hasta 80 centímetros y pesar más de 600 gramos. Es una paloma robusta de cuerpo gris azulado, con irisaciones rosadas y verdosas en el pecho y lados del cuello. Presenta manchas blancas en los laterales del cuello y en las alas en forma de media luna. La parte final de la cola tiene coloración más oscura. La cabeza es pequeña, ojos con iris amarillo y patas rosadas.

El período reproductivo comienza en la primavera, prolongándose hasta la llegada del otoño. Suelen hacer los nidos en las horquillas de las ramas de los árboles, acumulando ramitas de forma desordenada. La puesta se compone de uno o dos huevos, que son incubados por ambos progenitores. La incubación dura algo más de dos semanas, permaneciendo los pichones en el nido alrededor de un mes.

Se alimenta de material vegetal, tanto granos como hierbas, no desdeñando pequeños insectos.

Su canto o arrullo es grave, siendo una especie de gu/guu/gu/gu/gu, es decir, cinco series seguilas en la que la segunda es un poco más larga.

Se distribuye por toda la península ibérica e islas baleares. A la población residente se unen en invierno los individuos procedentes del norte de Europa.

Issoria lathonia – SOFIA

Una tarde de este pasado verano subí hasta el mirador de La Pedrizona. Está en pleno centro de la Sierra de la Culebra, dentro del término municipal de Ferreras de Abajo, en la provincia de Zamora. Es muy fácil llegar hasta él por un camino que sale de la localidad atravesando un puente sobre el arroyo Castrón, luego no hay más que girar a la izquierda, a pocos metros, en el primer camino que sale y seguirlo hasta el final.

El camino es completamente cuesta arriba y se puede subir perfectamente en turismo. Inicialmente discurre entre monte bajo, para en su mitad adentrarse en pinares procedentes de las masivas repoblaciones de mediados del siglo pasado. Afortunadamente quedan robles autóctonos abriéndose paso entre ellos. A quien no conozca la zona se la recomiendo, porque hay unas vistas espectaculares de la Sierra de la Culebra.

La cuestión es que a pocos metros de bajar del coche, me vi inmerso entre multitud de cientos de ejemplares de esta especie, revoloteando sin parar de cardo en cardo. Era un espectáculo maravilloso y daba la sensación de estar en mitad de una fiesta en la que no paran de caer confetis o papelitos del cielo. Casi no sé cómo describir la mágica sensación del momento, pero era como ser el protagonista de un cuento. Espero que con el pequeño vídeo que acompaño podáis haceros una idea.

Además las mariposas son preciosas, de esas que te llaman tanto la atención que casi no puedes dejar de mirarlas, y no eran nada asustadizas. Los colores blancos de la parte inferior de las alas son una de las coloraciones más bonitas de las que he podido disfrutar. Pude hacer una buena cantidad de fotografías y observarlas con total tranquilidad mientras libaban el néctar de los cardos. En resumen, uno de esos momentos que los aficionados a la naturaleza disfrutamos a más no poder.

Lo curioso es que a pesar de ser una mariposa muy común y que es muy fácil de observar en cualquier lugar, nunca había visto tal concentración, cosa que después de informarme, debe ser una conducta habitual en ellas. Se ve que gustan de las reuniones masivas, y si hay buena cantidad de alimento como era el caso, mejor que mejor, y mayor posibilidad de que se produzca una gran aglomeración.


Filo: Arthropoda – Subfilo: Hexapoda – Clase: Insecta – Orden: Lepidoptera – Superfamilia: Papilionoidea – Familia: Nymphalidae – Subfamilia: Heliconiinae.

Nombre científico: Issoria lathonia (Linnaeus, 1758).

Ambos géneros presentan la misma coloración, pero las hembras son más grandes que los machos, alcanzando los 5 centímetros, y tienen el abdomen más ancho y corto. El de los machos, evidentemente con fines reproductivos, es más estrecho y alargado.

La coloración de la parte superior de las alas es anaranjada con manchas negras. En la cara inferior hay que diferenciar las alas anteriores, que además de las manchas negras, presenta unos pequeños puntos blancos en la parte delantera, de las alas posteriores, donde predominan las manchas blancas. Todo ello también sobre el bonito fondo naranja.

Dependiendo de las condiciones climáticas, entre la primavera y el inicio del otoño pueden sacar hasta tres generaciones al año, aunque lo habitual son dos. Los huevos son de color crema y tienen forma cónica. Las puestas rondan los 100 huevos y son depositados individualmente.

Las orugas son de color negro con pequeños puntos blancos y manchas marrones. Poseen pelos espinosos de color pardo y en la parte central superior cuenta con una doble línea de color blanco. Sus plantas nutricias son violetas, pudiendo además alimentarse de zarzas y borraja.

Es curioso que pueda hibernar en cualquiera de las cuatro fases: huevo, oruga, crisálida o mariposa.

Se encuentra distribuida por la totalidad del territorio peninsular, teniendo además hábitos migratorios.