Lepista glaucocana (Bres.) Singer, 1951 – LEPISTA BLANQUIAZUL

He encontrado esta seta en un pinar de un parque de Zamora. No sé si será una especie de ciudad o es otro fruto del desplazamiento poblacional desde las zonas rurales hacia las grandes urbes. Ahora ya hablando en serio, se trata de un pequeño pinar con pinos ya bastante grandecitos que tiene un manto de hojarasca bastante curioso, situado sobre una ladera en una zona de sombra que en invierno casi no ve directamente los rayos de sol, para ser exactos habría que decir que los días más cortos del año sin casi.

Son muy fáciles de ver sobresaliendo de las acículas secas de los pinos. Además como parece ser que aunque no son tóxicas, tienen un nulo valor culinario, más bien hasta está desaconsejado su consumo, sobre todo por su sabor, nadie mira para ellas y crecen libres de sufrir expolios. En consecuencia, da gusto verlas tiñendo de blanco el suelo marrón. ¡Y qué narices! También es agradable saber que dentro de la ciudad se pueden observar tanto plantas como animales atípicos. No todo en los parques va a tener que ser césped y árboles.

De reseñar es que sólo había un grupo de apenas media docena, en un espacio de unos 2 metros cuadrados. Estaban en la parte más baja, casi al borde de donde comienza la tierra. En el resto del pinar no vi más, a pesar que sí estuve buscando por si encontraba alguna que fuera más fácil de fotografiar completa.

Lo que no parece es que el frío les haga mucho daño porque se han conservado espléndidas una buena temporada, a pesar de que ha habido unas heladas considerables. Nacieron esos días pasados que subieron bastante las temperaturas, luego con la vuelta del frío no he vuelto a ver que hayan salido más y aquellas que emergieron ya se están estropeando. Digo yo que esperarán tiempos mejores escondidas bajo el suelo.

Reino: Fungi / División: Basidiomycota / Clase: Homobasidiomycetes / Orden: Tricholomatales / Familia: Tricholomataceae

De lo que he investigado se deduce que es una seta otoñal que se desarrolla sobre la hojarasca.

El sombrero puede llegar a medir 20 cm., es convexo o aplanado y tiene el borde enrollado hacia abajo, con un color gris ligeramente violáceo.

Las láminas son estrechas y apretadas y llegan hasta el “tronco”, presentando entre ellas unas laminillas más pequeñas y cortas. Tienen la misma coloración que el sombrero pero se vuelven rosáceas a medida que envejece y maduran las esporas, que son de este color. Se separan muy fácilmente del sombrero.

El pie suele medir 10 cm. como máximo de largo y 3 cm. de ancho. Se estrecha de arriba hacia abajo, engrosándose a veces en la parte inferior. Tiene el mismo color que las otras partes de la seta, presentando aspecto céreo en la parte superior y fibroso en el resto.

Erinaceus europaeus Linnaeus, 1758 – ERIZO COMUN

Hace unas noches mientras paseábamos por el parque, mi perro Kuma estaba más nervioso de lo normal. No paraba de seguir rastros y olores por el suelo como si estuviera buscando algo. Tiraba para un lado, tiraba para otro, vamos, que no paraba quieto. Al final me llevó hasta un árbol y junto al tronco estaba el motivo. Un bonito erizo comiendo una babosa. El tío no se daba mucho por aludido a pesar de que Kuma no paraba de olisquearlo. Sí se encorvó un poco sobre ella, pero no hizo ademán de cerrarse como suelen hacer. Así que saqué el móvil para hacerle unas fotos, pero entre que no se estiraba y el perro no paraba quieto, decidí subirlo a casa y de paso coger la cámara de fotos.

Dicho y hecho, a toda velocidad vuelvo a bajar y voy para el mismo sitio. Nada, que allí no estaba. Empiezo a mirar por los alrededores, cuando a unos 50 metros al fondo del parque lo veo corriendo hacia unas zarzas. Pero cuando digo corriendo, es que el animalico corría que se las pelaba. No tenía ni idea de que estos bichejos fueran tan rápidos. ¡Cómo me la jugó! En un visto y no visto buscó la protección de la vegetación y allí desapareció de mi vista.

Al no ser las fotografías muy buenas, a la noche siguiente a la misma hora, al mismo sitio que vuelvo y a dar vueltas por allí a la espera. Debe ser que tiene unos horarios muy estrictos porque no tuve que esperar mucho y al rato saliendo de las zarzas que aparece. Iba muy entretenido olisqueando hacia ambos lados a la vez que avanzaba. Así que poco a poco me fui acercando hasta que me vio y se paró. Por suerte no se cerró y me dejó hacerle unas cuantas fotografías.

Que había erizos por el parque ya lo sabíamos desde hace unos cuantos años. Incluso había comentado con mi vecina Erun que su marido y compañero mío, Juanma, a quien le dedico in memorian esta entrada, había hecho años atrás unas fotos de unas crías, que también su perro Rufo descubrió. Así que se las he pedido para hacer un pequeño montajillo en la fotografía.

Lo que no acabo de entender y me parece preocupante, es qué hace una especie que tenía que estar hibernando campando tan alegremente como si fuera primavera. ¿Cambio climático? O simplemente ha aprovechado unos días de buenas temperaturas en mitad del invierno. Esperemos que sea lo segundo, aunque no es normal en pleno mes de enero tener mínimas próximas a los 10º C.

Pincha aquí para ver un vídeo sobre él.

Los erizos pueden llegar a pesar algo mas de 1 Kg. y medir hasta 30 cm. de longitud, aunque las hembras suelen ser más pequeñas. Presentan su zona dorsal recubierta de espinas de hasta 2’5 cm. de longitud y 1 mm. de ancho, a excepción del rostro. El pelaje del vientre es cerdoso, de color pardo. No tienen cuello, las orejas son muy pequeñas y redondeadas y los ojos son oscuros y pequeños. Ambos sexos son parecidos ya que los testículos están dentro del abdomen, diferenciándose en que los machos tienen el pene bastante adelantado y las hembras tienen cinco pares de mamas y la vagina se localiza cerca del ano.

La época reproductora comienza en la primavera, durando la gestación dura unos 35 días. Paren alrededor de seis crías que pesan como máximo unos 25 gramos, ciegas y desnudas, surgiendo al poco las púas, que al principio son blandas y blancas. A las dos semanas abren los ojos y a la tercera comienzan a salir fuera del nido acompañando a la madre. La lactancia dura un mes o mes y medio, tras la cual se independizan, alcanzando la madurez sexual al año. Suelen tener una sola camada por temporada.

Se alimenta de todo tipo de invertebrados (insectos, lombrices de tierra, babosas, caracoles…), huevos, pollos de aves, crías de roedores y carroña.

Son animales solitarios. No son muy agresivos, aunque los machos pueden pelearse para establecer estatus de dominancia. Son predominantemente nocturnos e hibernan en nidos que construyen desde noviembre o diciembre hasta marzo. El resto del año se refugian entre la vegetación espesa, cambiando frecuentemente de lugar.

Bella perennis Linnaeus, 1753 – MARGARITA

Tiendo a asociar la presencia de flores con el buen tiempo. Encontrar estas florecillas en pleno mes de enero viene a mostrarme mi error y ya de paso a alegrar la vista y el recuerdo.

Cuántas margaritas deshojadas por culpa de nuestros primeros amores y de sus supuestas propiedades proféticas ¿Me quiere? ¿No me quiere? Y cuántas simplemente jugando por jugar, siguiendo el típico soniquete imitando a los mayores, o para hacer maravillosos collares, pulseras y cintas para el pelo. El mal que se hacía no es que fuera muy grande, ya que si no es la que más, es una de las flores más abundantes de nuestros campos, prados y jardines.

Esta la he encontrado en una de las parcelas de césped del parque que hay debajo de donde vivo, pero en ese mismo lugar durante la primavera pasada, florecieron de tal manera, que sólo se veía blanco como consecuencia de su abundancia. Estuvo precioso hasta que apareció uno de los jardineros con el cortacésped, no tuvo corazón. Quizás no las vio con el madrugón que se pegó y por añadidura nos hizo pegar a todos. Así que no me extraña que vendan sus semillas para sembrarlas entre el césped porque el contraste que hacen es muy bonito. Además son muy resistentes a la siega y rebrotan rápidamente.

Lo que no esperaba de esta planta es que tuviera la gran cantidad de facultades medicinales que posee, porque buscando información sobre ella me he enterado que tiene propiedades antitusivas, expectorantes, diuréticas, cicatrizantes y que incluso se usa para controlar la presión arterial. Además, las hojas frescas, parece ser que se pueden comer en ensalada, aunque su sabor debe ser muy ácido. Así que estamos ante una mil usos, ¿quién lo iba a decir?

División: Magnoliophyta / Clase: Magnoliopsida / Orden: Asterales / Familia: Compositae

También se la conoce como chiribita, chirivía, pascueta, vellorita o maya, entre otros muchos nombres, y para muchas personas es símbolo de pureza, inocencia, nuevo comienzo, alegría…

Es una planta de hoja perenne que alcanza hasta los 20 cm. de altura, teniendo en cuenta la floración. Sus hojas son de color verde, crecen en una roseta apretada a ras de suelo y tienen forma oblongo-espatulada.

Las flores miden alrededor de 2 cm. de diámetro y crecen sobre un tallo floral sin hoja. Tienen un disco floral amarillo rodeado de pétalos blancos, que en ocasiones suelen estar teñidos de color púrpura, sobre todo en los extremos. Florece desde mediado el invierno hasta bien entrada la primavera, necesitando frío invernal para que la floración sea abundante. De ellas sólo se obtiene un único fruto por flor.

Prefieren zonas de sol alternado con semisombra, pero se dan perfectamente con sol directo e incluso en zonas de sombra.

Milax nigricans (Schultz in Philippi, 1836) – BABOSA pequeña

A los aficionados a las plantas, a los que tenemos huerto, a los agricultores, a los floristas, etc., no son unos bichejos que nos gusten mucho. Pero que se va a hacer, también tienen derecho a la vida y en pequeña escala tampoco es que el daño que causen sea muy elevado.

Como a sus primos los caracoles, parece que les gusta la nocturnidad y con alevosía asaltan nuestras verduras y plantas. Buena ocasión para a la luz de las linternas darles caza y trasladarlos a otro lugar, a ser posible lo más alejado que podamos, no vaya a ser que regresen. Recuerdo a mi querido padre organizando excursiones nocturnas con mis hijas por la huerta y por el jardín de la casa del pueblo. Tenían que prepararse bien porque como su nombre indica no dejan de ser babosas y no se pueden coger a la ligera si no quiere uno pringarse los dedos. Así que además del bote para guardarlas y las linternas, había que armarse de guantes y cogerlas con las tenazas de la lumbre. De lo que no estoy tan seguro es que fueran trasladadas a otro sitio como decían las niñas que les había dicho el abuelo…

No puedo asegurar que este ejemplar sea exactamente el citado, ya que en su género hay otra especie que se llama Milax gagates y son sumamente parecidos, y para que la identificación sea completamente correcta hay que diseccionar al animalico y mirar el aparato reproductor y no va a ser el caso. Así que en base a las características externas vamos a darlo por bueno y si no es uno, pues ya sabemos que sólo puede ser el otro.

Filo: Mollusca / Clase: Gastropoda / Superorden: Heterobranchia / Superfamilia: Parmacelloidea / Familia: Milacidae

Estas pequeñas babosas alcanzan hasta 7’5 cm. de longitud y 1 cm. de ancho.

Se diferencian de las babosas de la familia Limacidae por tener una cresta dorsal desde el pie hasta el manto, que es la parte central del cuerpo, algo más abombada y por la capacidad de estirar el cuello más allá de este.

Exteriormente se diferencia de Milax gagates en que son algo más grandes y que la coloración gris negruzca, que es común en ambas especies, es más acentuada en Milax nigricans. La diferencia clave radica en que el órgano estimulador del aparato reproductor es más ancho en la base, con papilas en su cara interna, mientras que en Milax gagates las papilas son pequeñas y están en el extremo.

Los juveniles presentan color amarillento, evolucionando hacia grisáceo y posteriormente a negro en estado adulto. La baba es incolora.

Los apareamientos tienen lugar desde la primavera al otoño y durante la cópula ambas babosas juntan tan estrechamente los genitales que estos no son visibles, durando las mismas más de doce horas. Depositan los primeros huevos en tierra húmeda entre 5 y 15 días después (unos 20 por puesta, hasta un máximo de 100 huevos por individuo, muy pequeños y de color blanco), los cuales eclosionan tras 25 ó 30 días. Parece ser que la autofecundación también es posible. Estás babosas sólo se reproducen una vez, muriendo cuando han llevado a cabo esta labor. La madurez sexual la alcanzan tras 4 o 5 meses.

Se alimentan de material vegetal, tanto fresco como en descomposición, ingiriendo también partículas minerales del suelo.

Se encuentran bajo piedras, troncos y hojarasca en zonas húmedas, siendo frecuente también hallarlos enterrados o semienterrados bajo tierra húmeda.

Anas platyrhynchos Linnaeus, 1758 – ANADE REAL O AZULON

Dando un paseo por la orilla del río Duero a su paso por Zamora, me he encontrado con un grupo formado por una docena de ejemplares de esta especie, tanto machos como hembras. Los machos son coquetos y elegantes como ellos solos, da gusto verlos con esos colores tan llamativos, en contraste con la coloración más camuflada de las hembras y el comportamiento algo más huidizo. Aunque la verdad es que se ve que están muy hechos al contacto humano, no tanto como para acercarnos a tocarlos, pero sí lo suficiente para no salir volando nada más vernos. He estado entretenido un buen rato mirándolos, viendo cómo se perseguían, cómo pegaban vuelos cortos, cómo iban y venían, como si estuvieran jugando. Igual es lo que estaban haciendo. Lo que me ha costado un poco más es hacerles la foto, no paraban quietos.

Este colorido que tienen es el llamado plumaje nupcial o de apareamiento, que presentan desde septiembre hasta principios del verano y que lo describo más abajo. El resto del tiempo tienen una coloración similar a la de las hembras, tal vez para mimetizarse mejor durante la época de crianza.

Me han recordado, no obstante son sus antepasados directos y de ellos provienen, a aquellas parejitas de patitos que año tras año comprábamos antes de irnos a pasar el verano en el pueblo, uno amarillo y otro negro. Claro que aquellos no llegaban a volar nunca, pero si le estropeaban el agua a las gallinas de los abuelos, que si ya se endemoniaban cada vez que nos veían llegar con ellos, no os cuento la de juramentos que nos caían cuando la liaban con los bebederos. Y es que daba igual ponerles una bañera con agua, allí donde había agua limpia, allí tenían que ir a meter el pico. Eso sí, listos no podían ser más, cuando por la tarde llegaba la hora de bajarlos al río, ya estaban preparados un rato antes. Sacarlos del agua para subir a casa ya era otra cosa, pero una vez conseguido, venían detrás como perricos. Recuerdo que algunos hasta bajaban y subían solos.

Filo: Chordata / Clase: Aves / Orden: Anseriformes / Familia: Anatidae

Los machos pueden llegar a medir hasta 60 cm. de longitud, alcanzando una envergadura alar de 95 cm. y 1’5 Kg. de peso. Las hembras son más pequeñas que los machos.

El plumaje de la cabeza y cuello del macho es de color verde brillante con irisaciones, bajo los cuales presenta un estrecho collar blanco. El pecho es castaño, el dorso parduzco y el vientre gris. La parte trasera de color negro, resalta sobre los extremos blancos de las plumas rectrices (últimas plumas del ala). El pico es amarillo con la uña negra y las patas poseen una coloración anaranjada. En su coloración destacan, por un lado, las dos plumas negras y rizadas que presentan sobre la cola, y por otro, el espejuelo del centro de las alas, de una tonalidad azul violácea.

Las plumas de las hembras son de color moteado, en las que tan solo resalta en el centro de las alas el espejuelo azulado. El pico es más oscuro que el del macho, oscilando del naranja manchado al pardo negruzco. Los jóvenes muestran gran parecido con las hembras, aunque la tonalidad general es algo rojiza.

Se alimenta principalmente de plantas acuáticas, insectos, gusanos, moluscos, pequeños peces, hierba, brotes de plantas e incluso bellotas.

El periodo reproductivo comienza a partir del mes de febrero, teniendo lugar un cortejo a base de una compleja muestra de posturas, batir de alas, giros y sacudidas de la cabeza, estiramiento de la cola y golpeteo del agua con el pico, todo ello acompañado de silbidos y graznidos. Una vez formada la pareja, la hembra acondiciona un nido con ramitas, hierba, hojas y plumón; normalmente oculto cerca del agua, aunque a veces pueden localizarse en zonas alejadas, como resquicios de rocas, huecos de árboles o campos de cereal. En él, más o menos por el mes de abril, la hembra deposita hasta 13 huevos, cuya coloración varía entre verdosa, beis y azulada. La incubación dura unos 28 días después de la puesta del último huevo, tras la cual eclosionan a la vez los pollos cubiertos de un suave plumón oscuro con manchas amarillentas. Estos son capaces de nadar y bucear a las pocas horas de vida y desde ese momento siguen a su madre en busca de alimento, empezando a volar a los 2 meses.

Está distribuido por toda la península Ibérica donde es un ave muy común, aumentando la población en invierno con la llegada de los ejemplares migratorios procedentes del norte de Europa.